[Todos] [Alumnos] La historia segun Ojea

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Mie Mayo 18 10:48:54 ART 2011


No Doctor Etchenique, no es “La historia según Ojea”, se trata simplemente
de historia.
Ha hecho usted referencias a datos históricos o a situaciones históricas
que son indisimulables pifias. No sé a qué se deben, y no tengo por qué
ponerme a dilucidar si son reales u oportunistas, simplemente están ahí.
¿Cómo reaccionar?, ¿Ignorarlas?, ¿Qué debo hacer cuando sostiene que “la
esclavitud (trabajar a cambio de nada) esta prohibida desde 1813”?, lo que
podría quedar allí, pero monta sobre esta barbaridad doble un retorcido
simulacro de argumentación, con el aparente ánimo de tomarme el pelo
mientras perpetra dos errores en una frase de apenas once palabras (conté
“1813” como palabra). Uno histórico, del que hablaré primero, y otro de
concepto que expondré luego.
Que la Asamblea del año 13, no “prohibió” la esclavitud sino sólo sancionó
la “libertad de vientres”, lo vimos en la primaria, debería ser casi un
reflejo condicionado la reacción ante el juego de palabras: Asamblea del
año 13 + esclavitud = libertad de vientres. Y ni los revisionistas se
meten a reverlo, tal vez porque sólo fue luego de la caída de Rosas, con
la sanción de la Constitución de 1853 que quedó formalmente “prohibida” la
esclavitud. Estableciendo textualmente en su artículo 15 lo siguiente:

“Art.15. En la Nación Argentina no hay esclavos: los pocos que hoy existen
quedan libres desde la jura de esta Constitución; y una ley especial
reglará las indemnizaciones a que dé lugar esta declaración. Todo contrato
de compra y venta de personas es un crimen de que serán responsables los
que lo celebrasen, y el escribano o funcionario que lo autorice. Y los
esclavos que de cualquier modo se introduzcan quedan libres por el solo
hecho de pisar el territorio de la República.”

A pesar de esta prohibición taxativa, y de constituir delito, siempre hay
quien obtenga beneficios eludiendo o aún violando las leyes. Para no
llegar a situaciones muy dramáticas, como la trata de personas, delito muy
antiguo, y al mismo tiempo de absoluta actualidad; el trabajo en negro es
un buen ejemplo. En este terreno siempre hay aprovechamiento por parte del
que explota el trabajo en negro de situaciones de necesidad. En los
últimos tiempos, sin ir más lejos, ha habido un amplio despliegue de notas
periodísticas y declaraciones de funcionarios y políticos hablando de
“trabajo esclavo” y de “reducción a la servidumbre”. Sucede que nos
hallamos muchas veces ante situaciones que EVOCAN las viejas prácticas
esclavistas (de cuando la esclavitud era un modo de producción), o la
antigua servidumbre feudal. No creo que haya nadie en nuestro país, que,
dada esta reciente sobreactuación declamatoria a la que hemos estado
expuestos, pueda alegar hoy de buena fe que no sabe de qué se habla cuando
se emplea la palabra “esclavo”, y que pueda pretender que tal vez se hable
de la “esclavitud” que fue “prohibida” en 1813.
Es esto, sin embargo, lo que hace usted, Doctor Etchenique: retorciendo y
retorciendo sobre lo retorcido, monta una comedia dramática (o drama
cómico) en la que pretende mofarse se sus interlocutores. Su
procedimiento, lejos de ser una brillante astucia, resulta una torpeza
insultante: la de tomar a sus lectores por estúpidos de manera muy poco
sutil.
Permítame enumerar, a modo de “receta” imaginaria, los pasos para montar
una comedia
como la que usted montó (llamémosla así) respetando el espíritu de la
misma y siguiendo sus propias palabras.

Receta para una comedia:
1) Tómese la palabra “esclavo” en sentido casi literal, como el aludido en
la frase “la esclavitud (trabajar a cambio de nada) esta prohibida desde
1813.”

2) Ignórese que “trabajar a cambio de nada”, así solito, NO ES la
esclavitud (segundo grosero error en la frase de once palabras) “prohibida
desde 1813” (error histórico ya tratado). Ignórese el elemento de
SOMETIMIENTO que conlleva la esclavitud clásica, la “prohibida en 1813”,
ignórense también los condicionamientos al sujeto que legitiman el uso de
la expresión “esclavitud” o “servidumbre” para formas modernas de
explotación o módico “ventajeo” del prójimo. Ignórese finalmente, que las
expresiones “esclavitud” y “servidumbre” son de amplísimo uso actual y que
son pertinentes precisamente cuando existen condiciones que EVOCAN las de
las economías esclavistas o serviles.

3) Mófese de los lectores sugiriendo que son sus interlocutores quienes
pretenden que CUALQUIER TRABAJO que se realiza SIN remuneración ES TRABAJO
ESCLAVO. (Es decir: atribúyasele a otros la barbaridad conceptual de 1) ).
Ignorar toda forma de trabajo solidario, toda forma de voluntariado, todo
lo que huela a trabajar por amor al arte, será una omisión imputable a
esos materialistas que pretenden que las becas que se otorgan con soberana
magnanimidad, sean consideradas como remuneración por un trabajo, cuando
en verdad lo que sucede es que los dejamos estudiar.

4) Luego sosténgase que los que “hacen el doctorado SIN BECA ALGUNA,
solventandose con su trabajo (o su fortuna), sin percibir un centavo del
Estado o la Universidad” son “miles”: Sutil acción psicológica para poner
a los becarios en situación de minoría –siempre es bueno que el oponente
sea minúsculo, carente de representación, y si es posible reducirlo a una
camarilla de “dirigentes”, mejor–. Así, además los propios becarios se
sentirán en minoría, y por añadidura, como zánganos, porque no trabajan
–ya que les negamos que lo que hacen tenga nada que ver con el trabajo–, y
para colmo, pobretones sin fortuna: la moral les tendría que quedar bien
por el piso.

5) Infiérase que estos “miles” de ciudadanos que se doctoran “sin percibir
un centavo del Estado o la Universidad”, serían, ellos sí, “directamente
ESCLAVOS”. Esto, queda claro, por imperio de 1), convenientemente
apuntalado por 2) y 3).

6) Sosténgase que: “Este es el tipo de absurdos a los que se llega con los
silogismos de Ojea.”, es decir échesele la culpa a otro, como hacen los
avezados negadores con sus subproductos de mal olor.

7) Dedúzcase con apariencia lógica que: “Si se aceptan, a las becas hay
que transformarlas en empleos publicos en blanco y a la vez prohibir que
se pueda cursar la carrera de doctorado sin beca, ya que “la esclavitud
(trabajar a cambio de nada) esta prohibida desde 1813”.

8) Desarróllese un final didáctico donde se explique por si solo que las
ideas locas conducen a situaciones conflictivas y sobre todo perjudiciales
para los mismos que las promueven, cuidándose de proferir odiosas
amenazas. Que imaginen por sí solos qué sucedería si “los miles” que se
doctoran “SIN BECA ALGUNA, solventándose con su trabajo (o su fortuna),
sin percibir un centavo del Estado o la Universidad” se viesen obligados a
pedir ellos también una beca (todos saben que el Tesorero es duro para
soltar un níquel y caerán solitos en la cuenta de que lo que hay es lo que
habrá, y a repartir de ahí…).
Será importante repetir como una letanía “el doctorando es un estudiante”,
“el doctorando es un estudiante”, y si se consigue que el doctorando
cuestionador, a la par de repetir, efectúe genuflexiones rítmicas que
acompañen la letanía, mejor. Nunca cometer el error de referirse al
doctorando como becario obligado a realizar una tarea, además de estudiar,
para mantener la beca, este desliz podría romper el estado de trance
inducido.

9) No desestimar el poder de la esperanza, NUNCA. Pero que se entienda que
antes de que haya esperanza hay que aceptar: “La otra posibilidad es
aceptar lo obvio, que el llamado "estudiante de doctorado", que recibe su
titulo en la misma ceremonia y jurando por las mismas formulas que los
estudiantes de grado, de maestria y de carreras de especializacion, es un
ESTUDIANTE.”  Allí está la salvación, la puerta a la esperanza. Asimismo,
como existe el Reino de los Cielos “El "aprendiz de investigador" existe y
se llama INVESTIGADOR ASISTENTE” (sic), que no es, como su nombre lo
indica un INVESTIGADOR ASISTENTE sino un “aprendiz de investigador”, con
lo cual tenemos ya un primer misterio para esta nueva Fe.

Fin de esta comedia.

Esbozo para otra comedia.

Su último mail concluye así:
“En el primer mail de Ojea, el "aprendiz de herrero", si no percibe un
salario, será considerado un trabajador en negro (y si no lo percibe un
esclavo).
El el segundo mail de Ojea, "Lo del “aprendiz de herrero” evoca las
prácticas de los gremios medievales"
Tal vez pronto nos enteraremos que en el medioevo habia siervos de la
gleba en negro... y en blanco !
Lo que es el nuevo revisionismo historico ! Y si, no es lo mio ...”

Aclaro que las citas están MAL hechas, no sólo recortadas, pero no me
detendré en eso.

Respondo:
Corrección histórica:
Los miembros de los gremios medievales no pertenecían a la gleba, es
decir: no eran “siervos de la gleba”, estaban libres de esa servidumbre.
Como yo nunca hablé de “siervos”, para nada, es usted el que erróneamente
los introduce y asimila. Se trata de historia, Etchenique, solo de
historia a secas.
Me dice usted, en un tono que intuyo sarcástico acerca de ese “nuevo
revisionismo historico” que sugiere que yo practico, “Y si, no es lo mio
...”.
Quédese tranquilo Etchenique: que le sea ajeno “el nuevo revisionismo
histórico” no es ningún déficit, pero es aconsejable tomarse un poco más
en serio la historia a secas.

Contextualizando:
El párrafo que usted amputa decía lo siguiente:
“Lo del “aprendiz de herrero” evoca las prácticas de los gremios
medievales, donde el “aprendizaje” duraba años sin paga alguna, más que
techo y comida. Era la vieja esclavitud compulsiva reciclada con métodos
más sutiles (el régimen esclavista, como señala Blaustein no existe como
ordenamiento económico desde hace mucho tiempo). El maestro artesano le
hacía el “favor” al vulgar bruto de instruirlo en su arte (oficio),
destinándolo durante años a las tareas mas pesadas. La vieja esclavitud,
Doctor Etchenique, dicen que no existe más, lo que no quita que persistan
los sutiles recicladores, que digan por ejemplo que los trabajadores no
pueden quejarse de sus condiciones de empleo porque “eligieron” su trabajo
a sabiendas de las condiciones. (Sí sí: este es uno de los argumentos que
usted mismo sostuvo en esta discusión. Casualmente, mi respuesta a este
punto es parte de lo que usted consideró “menor”, indigno de respuesta).”
En otra parte sostuvo usted que las becas no son obligatorias, lo que es
una clara invitación al tómalo (como viene) o déjalo: lo mismo, dicho de
otro modo.

Son sus concepciones, las que me inducen a pensar mis respuestas teniendo
en cuenta el pensamiento conservador y reaccionario en perspectiva
histórica.
Cuando usted insiste mas allá de lo obvio en que un doctorando es un
“ESTUDIANTE” con estridentes mayúsculas, como única respuesta al hecho de
que el doctorando, en el contexto de una beca doctoral realiza además una
tarea, remunerable en cualquier otra circunstancia, y a cualquier otro que
no fuese un doctorando, anteponiendo a toda otra consideración el hecho
innegable de que es un “ESTUDIANTE”, sin reconocer que no es SÓLO un
estudiante, se puede advertir fácilmente que no inventó nada: ya en la
edad media los “aprendices” eran considerados por las corporaciones de los
gremios, en tanto patrones que eran, como meros sujetos de entrenamiento a
quienes se permitía acceder a los saberes arcanos propios del gremio, que
eran secretos celosamente custodiados, cuando en verdad fueron también y
en grado superlativo la fuerza de trabajo en los talleres donde laboraron.
Tan vieja concepción, puesta en cabeza de aquellos señores de los gremios,
respondía a sus intereses económicos muy personales, por lo cual es
absolutamente natural que la misma contribuyese a constituir su ideología.
En relación a las becas de doctorado, hoy usted se empeña en no reconocer
que la misma normativa vigente estipula como uno de los requisitos para
acceder al doctorado desarrollar una investigación original, personal y
tutelada, y subsecuentemente, que si se otorga beca, es para que dicha
labor pueda ser desarrollada excluyendo la posibilidad de desempeñar otra
labor remunerada. Y utiliza este no reconocimiento, esta reticencia
puramente antojadiza, para negar la posibilidad de que los becarios de
doctorado puedan ser considerados trabajadores de pleno derecho, sujeto
esto a la temporalidad de la beca, pudiendo así estar incluidos en el
mundo del trabajo (ya que efectivamente trabajan y estudian) y a partir de
esta inclusión poder contar con cobertura social, aportes previsionales y
cómputo de antigüedad, posibilidad de certificar ingresos tanto para
acceder a créditos como para poder alquilar vivienda, etc. Tal postura
resulta más retrógrada que la de aquel extinguido personaje corporativo,
que, por cierto, se hallaba históricamente justificado.
Si ésto se le antoja “revisionista”, le aconsejo que revise su concepto de
“revisionista”.

Ignacio Ojea



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