[Todos] PRISMA llama a votar al FIT
Val
valeridiaz en gmail.com
Jue Jul 7 10:38:03 ART 2011
POSICIÓN FRENTE AL PANORAMA POLÍTICO Y LA SITUACIÓN DE LA IZQUIERDA
Ante las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires
Diez años atrás, el discurso hegemónico ya no generaba una fe ciega en la
democracia representativa. Ya no se le respondía con votos, sino con la
población movilizada, con asambleas populares y con expectativas de unidad
entre desempleados y sectores medios. El voto bronca era expresión válida de
la crisis de representación. Actualmente, con la recomposición de la fe en
la democracia, la consolidación de la idea del estado como garante del bien
común y la recomposición del sistema electoral, adquiere centralidad la
política en el terreno institucional. Se trata de un nuevo escenario que
impone replantearse la responsabilidad que tenemos las distintas fuerzas de
izquierda a la hora de intervenir u orientar los debates en este terreno.
Siendo conscientes de que la táctica de intervención en las elecciones
necesariamente debe estar subordinada a una estrategia superior de largo
alcance. De que es necesario construir una práctica de unidad en la acción,
contra la idea de que la “unidad de la izquierda” comienza por una alianza
electoral. Sin olvidar tampoco que el socialismo no es un objetivo al que se
llega por vía de las elecciones.
*Sobre las ganas de ir a votar y las posibilidades de mejorar un poquito*
El actual proceso electoral de la Ciudad de Buenos Aires se enmarca en este
*escenario de* *resurgimiento de la confianza en las elecciones como modo de
expresar las aspiraciones políticas*. A nivel nacional, predomina un
asombroso grado de expectativa con la imposición del candidato sentido como
“propio”. Se ha vuelto a tener confianza en quienes tarde o temprano habrán
de defraudar tales expectativas. Mientras tanto el voto positivo alcanza
niveles récord.
Para todo votante que conozca el carácter retrógrado del gobierno de Macri,
se impone un planteo extorsivo. Conociendo o no el carácter de sus
adversarios más cercanos (en el doble sentido), el objetivo de sacar a Macri
parece imperativo. No como construcción de una alternativa real, sino
justamente como un nuevo llamado al posibilismo y al voto útil. *Un llamado
a lo útil de hoy que es un llamado a la indiferencia con lo que nos depare
el futuro.*
Es cierto que no todos los candidatos (en tanto individuos) son lo mismo,
pero es un ejercicio falso ponerse a discriminar en términos abstractos. Lo
que importa es qué lugar ocupa concretamente cada uno, en una dinámica en la
que nunca juegan solos. Ese* ejercicio lleva a la hipocresía del
“progresismo” que se acuerda del fascismo de Macri una vez cada cuatro años*,
cuando fueron ellos quienes antes del gobierno del PRO le allanaron el
camino y cuando durante tal gobierno colaboraron plenamente con él. Ese tipo
de ejercicios son los que contribuyen a olvidar las mismas políticas de *mano
dura* que llevan a cabo todos los gobernadores “progresistas” como Scioli,
Insfrán o Peralta. A olvidar las mismas políticas de expulsión y las mismas
políticas de “seguridad” con las que *el kirchnerismo inunda el sur de
Capital con Gendarmería y Prefectura*, abogando por la convivencia de cuatro
fuerzas represivas en el mismo lugar. A olvidar las políticas que los
gobiernos nacional y de la ciudad aplican manteniendo en Capital medio
millón de personas en emergencia habitacional. A olvidar todas las
políticas, que dentro y fuera de la ciudad, desfinancian la salud y la
educación públicas.
Día a día nos ofrecen la posibilidad de “progresar”. De sacar al
momentáneamente “peor” para que transitoriamente designemos al “menos malo”.
*Algunos pensarán en que hay que sacar a Macri con Filmus o con Solanas en
la esperanza de que si no nos satisface, en el futuro habrá otro “menos
malo” que pueda ser votado con mayor convencimiento*. Esta ilusión de algo
que no pasó nunca en la historia olvida también que a Macri se le abrió el
camino desde esos “menos malos” que, como Ibarra y Telerman, no supieron
siquiera realizar una “gestión” decente.
Es necesario frenar a Macri, pero no se puede aceptar la visión de los
hipócritas que fuera del contexto electoral olvidan la urgencia con que hay
que frenar a sus políticas. A Macri lo hemos enfrentado en la calle desde el
comienzo de su gobierno. Hemos sido parte de la única coordinadora de lucha
que ha desarrollado una política de oposición continua a las políticas del
PRO. Cuando la Coordinadora La Dignidad no se Privatiza lograba la
disolución de la UCEP o la destitución del Fino Palacios, *la supuesta
alternativa “progresista” no se dignaba a salir a la calle*. Mientras tanto
colaboraron con las políticas de Macri, votando en la legislatura (Frente
Para la Victoria y Partido Socialista) la Policía Metropolitana o sumando a
la Federal para que se reprima con dos grupos policiales en el “Parque”
Indoamericano.
Las políticas de Macri que supuestamente urge erradicar, son las políticas
de las cuales el “progresismo” es cómplice todos los días. Y son las
políticas que ha inaugurado el propio “progresismo”, las que habilitaron al
PRO como opción a partir de la bancarrota que habían expresado los “progres”
anteriores. Son sus fracasos (y no los nuestros) los que promovieron a
Macri.
La “opción progresista” de Filmus es la de un ex funcionario menemista que
pretende haber surgido de un repollo. Sólo en este contexto de memorias
cortas e ingenuidad del “mal menor” podría ser factible considerar
“progresista” a uno de los máximos responsables de la destrucción educativa
de los noventa, acompañado a su vez por un Ministro de Trabajo implicado en
los ataques de la burocracia sindical contra toda lucha obrera, incluso en
aquel brutal ataque que asesinó a Mariano Ferreyra.
Si Filmus aparece como desorientador por vía del olvido selectivo y de la
subordinación a la falsa polarización que se plantea en el plano nacional,
Solanas es la personificación del desorientado. Incapaz no sólo de construir
una fuerza real, sino de tener un programa mínimamente coherente, Proyecto
Sur fue uno de esos llamados a construir “algo nuevo” que están destinados a
fracasar. Herencia de múltiples experiencias previas fallidas, tuvo su
momento de auge en el 2009 en que aparecía como polo de atracción para
cuanto oportunista se dejara deslumbrar por la oscilación del caudal
electoral. Así se han planteado diversos programas de “unidad del campo
popular” (como el del PCR) que terminan luego fugando, en el mejor de los
casos, hacia la indiferencia o, en el peor, hacia la perspectiva de una
nueva Alianza encabezada por Binner. Línea desorientada que ayudó incluso a
la estrategia del kirchnerismo, dejándose “correr por izquierda”. Sin
orientación política y sin contacto con construcciones de base, *terminan
siendo un puñado de legisladores totalmente irrelevantes*, como lo mostró el
bloque de Proyecto Sur en los últimos años de gobierno macrista.
*Las responsabilidades del momento*
Este momento particular en que la “normalidad” de la dominación burguesa
alcanza su más alto grado de legitimidad es el que plantea responsabilidades
especiales para todas y cada una de las fuerzas de izquierda. Lo que
implican las elecciones (no sólo su resultado, sino sus debates, su lógica,
sus escrúpulos y sus miedos) es algo que hay que entender no según afecte a
la propia organización, sino por lo que afecta a toda la izquierda. Se trata
además de un *escenario marcado por una campaña macartista* orquestada desde
el estado. Así, el gobierno y los grupos mediáticos que les responden
demonizan la lucha social y repiten hasta el hartazgo ideas como la de
“funcionalidad a la derecha”.
Nosotros *nos reconocemos parte de la izquierda*. Contra toda la
construcción mediática (oficialista y de la “oposición”) según la cual la
izquierda es algo inexistente, nosotros sabemos de las múltiples
experiencias de organización (territorial, cultural, sindical, estudiantil)
que se dan a lo largo y ancho del país y somos conscientes de que es más
necesario que nunca defender esa identidad.
Pero ser conscientes de la existencia de la izquierda requiere también ser
consciente de nuestras limitaciones, de las dificultades con que tropezamos
año a año en crear unidad en la acción, de los obstáculos concretos en
posibilitar el desarrollo de la izquierda que plantea la defensa centrada en
la autoconstrucción.
La ausencia de construcción a largo plazo de una perspectiva estratégica
habilita que aparezcan en debate falsas opciones a las que se nos llama a
votar (para colmo, con entusiasmo). Esa ausencia tiene consecuencias (no las
fundamentales) en el plano electoral, aunque lo que nos interesa son sus
efectos a la hora de la acción política cotidiana y sus efectos a la hora de
pensar el futuro.
Es en este contexto que es peligrosa cierta publicidad oportunista que
plantea la existencia de diversas izquierdas cuyos destinos son paralelos y
excluyentes. Así, es peligrosa la perspectiva de la existencia de una “nueva
izquierda” o una “izquierda independiente” que es ajena a una historia que
es común. Se busca definirse como algo nuevo e impoluto, incapaz a su vez de
poner en la balanza sus propias prácticas. Para nosotros, “izquierda
independiente” no significó nunca entenderse por fuera de la izquierda ni
como totalmente escindible de los desafíos, limitaciones y ataques que nos
afectan a todos.
Lamentamos profundamente que haya expresiones de izquierda que ponen todas
las “opciones electorales” al mismo nivel (declaración Frente Popular Darío
Santillán-La Mella). *Se facilita así habilitar que es posible considerar
desde organizaciones de izquierda opciones de cualquier índole*.
Considerando a candidatos “progresistas” como Solanas e incluso a candidatos
del orden como Filmus, y posicionándolos al mismo nivel que el FIT.
El FIT se presenta como la expresión de “la izquierda”. Pero no lo es ni ha
querido serlo. Es en todo caso una confluencia de organizaciones de
izquierda que vienen desarrollándose a nivel electoral. Se ha construido con
la autoreferencialidad que las caracteriza, la metodología propia de los
partidos institucionalizados y sin convocatoria a abrir debates sobre la
situación ni sobre el programa. No obstante representa más que la suma de
sus partes. Aún cuando no sea un *polo de unidad*, constituye un interesante
*polo de referencia* en un escenario donde las fuerzas y militantes de
izquierda nos encontramos dispersos y con grandes dificultades para encarar
la disputa cultural contra las opciones capitalistas como el
kirchnerismo. *Atendiendo
esta situación es que llamamos a apoyar en estas elecciones al FIT en tanto
y en cuanto constituye una alternativa de izquierda con perspectiva
clasista.*
Tras años de fragmentación, es probable que desde el FIT no sea posible
desarrollar una perspectiva unitaria, la cual requiere de un balance más
agudo de la historia de la izquierda de las últimas décadas. Podrá no
obstante servir para comenzar el debate, para realizar los balances que nos
debemos, para repensar la izquierda en vistas a crear herramientas más
efectivas. Eso que nos debemos es algo que excede las posibilidades de las
direcciones de los partidos del FIT y *sólo podrá alcanzarse con el esfuerzo
de todas las expresiones de izquierda* que tengan vocación de avanzar en un
camino de unidad desarrollado en la práctica.
*Las tareas que faltan*
Y sin embargo, aquel armado electoral no va más allá. No va a poder
sustituir las tareas que debemos realizar colectivamente, no puede sustituir
la construcción de otra cultura de izquierda, no puede reemplazar la
necesidad de dar la batalla cultural contra un sentido común que, en nombre
del “progreso”, consolida la reproducción de un país injusto y desigual.
De lo que se trata es de crear más organización de izquierda desde una
perspectiva radicalmente democrática. De crear prácticas, encuentros y
debates donde las fuerzas de izquierda puedan confluir sin que pese la
amenaza de la mezquindad. De crear perspectivas de trabajo en las que la
heterogeneidad no sea algo a abolir por vía de prácticas internistas.
La izquierda que hay que construir es nueva, pero *no se encuentra fuera de
las tradiciones de lucha y de las experiencias de organización. Lo que viene
faltando es poner a dialogar esas tradiciones y esas experiencias con vistas
a construir una perspectiva estratégica*.
Hoy se trata de defender la identidad de izquierda, aún con todos los
desafíos que tiene por delante. En el mañana esa identidad de izquierda será
más visible. Se tratará de quienes se organizan democráticamente. Se tratará
de quienes aceptan superar (sin anular) las diferencias. Se tratará de
quienes logren acordar una perspectiva que nos coloque en el camino del
socialismo.
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Val
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