[Todos] CON SANTOS ES OTRA COSA
Partido Obrero Exactas
po.exactas en gmail.com
Dom Ago 15 23:43:25 ART 2010
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Con Santos es otra cosa
La escena ya la vimos varias veces. Uribe bombardea la frontera en Ecuador,
discursos enardecidos, abrazos. Uribe mete yanquis en bases colombianas,
discursos enardecidos, abrazos. Yanquis voltean a Zelaya, discursos
enardecidos y, en tiempo más, vendrán los abrazos.
Insultos en respuesta a agresiones, seguidos de retrocesos. Más agresiones,
más insultos, más retrocesos. En el borde de la escenografía, pero en el
corazón de estos recules, dos ‘mediadores’: Lula y Kirchner. Uribe ya no es
tal, sino el ex presidente. Al que ejecutó las masacres de Uribe se lo llama
presidente Santos o, como repitió sin gracia Chávez, “Santos-Chávez”,
“SanChávez”. Pobre Macondo. Santos no es un bolivariano ideológico, admitió
Chávez con inusitada mirada, pero sí es un bolivariano de alcurnia, pues
organizó el encuentro en el mismo lugar que falleció Bolívar. El protocolo
no obliga a tanta desmesura. Después de todo, Santos es el responsable del
asesinato de 40 mil colombianos y del despojo de tierras campesinas, y aún
tiene captura recomendada en Ecuador. ¿A quiénes creen que engañan?
No solamente es deplorable la escenografía. Peor es el contenido. En las
peleas precedentes, el discurso de Chávez era: “intercambio humanitario”,
“el conflicto tiene 60 años, tienen que resolverlo los colombianos”. El de
ahora (y lo mismo en todas las otras ocasiones efusivas anteriores) es: “las
FARC se tienen que desarmar y desmovilizar”; “si fuera guerrillero, dejaría
las armas”; “yo, como soldado, he combatido a la guerrilla”; “quiero la
estabilidad de Colombia y el éxito del nuevo gobierno”; “las armas de hoy no
son los fusiles, es Twitter” (chavistas en Telesur). Chávez no ha obtenido
las seguridades de que las FARC puedan desmovilizarse sin sufrir
represalias. ¿Se ofrece como mediador de esa desmovilización? No lo insinuó.
Kirchner aplaude lo que ocurre en el lugar mismo, Lula dignifica desde
Brasilia.
Chávez le dice a Santos: “¿Tú me tienes confianza, yo te tengo confianza”?
Santos asiente: fue educado en Harvard. Los Berlusconi no existen sólo en
Italia.
Chávez no solamente es popular, hace gala de ello. Santos lo es todavía más,
pues ganó las elecciones con siete puntos arriba, el 70% (aunque la mitad no
fue a votar). Pero la popularidad quedó de lado a la hora de informar sobre
los acuerdos alcanzados; silencio de radios. ¿Y las fotos con las FARC en
las fronteras? ¿y las pruebas de que todo eso es mentira? ¿y las bases
militares del ‘imperio’ en Colombia? Nada por aquí, nada por allá.
¿Festejarán los bolivarianos del resto del mundo? Probablemente, sí –le
atribuirán a Chávez haber impedido una guerra y desbaratado las maniobras
bélicas del ‘imperio’. Lástima que el guión de la reunión está calcado de un
editorial del The Economist, del último 24 de julio. Incluso este semanario
bicentenario de la City dice que “Uribe fue vergonzosamente reluctante para
revertir (sic) la violenta contrarreforma agraria impuesta por los
paramilitares y devolver sus tierras a los campesinos desplazados”. Para The
Economist, claro, Uribe es un representante de los terratenientes de la
provincia de Antioquia, mientas Santos tendría los amables modales del
capital financiero. The Economist propone que Uribe sea nombrado embajador
en Pekín, pero la ONU prefirió ponerlo a investigar, nada menos que a él, la
masacre sionista contra la embarcación humanitaria Mármara.
Las cosas son, sin embargo, muy simples. Ni Venezuela ni Ecuador pueden
custodiar sus miles de kilómetros de frontera con Colombia. A la pretensión
de Uribe de que movilizaran sus ejércitos para reprimir a las FARC y al ELN
e involucrarse en la guerra, Chávez y Correa contestaban que la guerra debía
resolverse en Colombia, no en sus países. La posición inviable de Uribe es
ahora sustituida por la de Santos, entre otras cosas porque tiene controlada
militarmente a la guerrilla. Santos negocia una inspección conjunta de las
fronteras, “preferiblemente –dice The Economist– una fuerza internacional”.
Sea como fuere, Santos y Chávez han acordado, por lo menos, un control
recíproco, que, sin embargo, no tiene futuro si no es sustentado por un
acuerdo político más general. La prensa omite sistemáticamente que es
Venezuela la que sufre una agresión político-militar –a través de la
penetración del paramilitarismo y del narcotráfico colombiano–, con el
objetivo de desintegrar la experiencia político-social del chavismo. La
ingerencia contrarrevolucionaria en Venezuela es incomparablemente mayor a
cualquier cosa que hagan los bolivarianos. El acuerdo con Santos no protege
a Venezuela: la desarma, sobre todo políticamente. Por eso es que Kirchner
tomó partido. Esta gente lleva en los genes su defensa encarnizada del orden
capitalista; a veces, por eso, ni siquiera parecen darse cuenta.
El chavismo, por otro lado, está más preocupado por las elecciones
parlamentarias en Venezuela, en septiembre, que por Santos. El principal
comunicador del gobierno acaba de admitir, de forma incluso ingenua, que el
solo ingreso en la Asamblea Nacional de la oposición, que boicoteó la
elección parlamentaria anterior, constituye un peligro para el gobierno,
debido al campo que conquista para su agitación política, en conjunto con la
oposición ya establecida que ha roto con el tiempo con el chavismo. Chávez
se puede presentar ahora a los comicios como un ‘pacificador’; pero Santos
contará con sus propios representantes, en el sentido político, en el
Legislativo venezolano. A través de Santos, el imperialismo recupera
posiciones en la política andina.
La bancarrota capitalista mundial obliga al imperialismo a valerse de
intermediarios; ya se encuentra bastante comprometido en Irak, Somalia o
Afganistán –y en las vísperas de choques brutales en Palestina, Irán o
Corea. En América Latina está reconstruyendo, paso a paso, sus posiciones
político-militares: Cuarta Flota, bases en Colombia y Costa Rica, alianza
con el gobierno de El Salvador, recuperación de Panamá. Hasta el Congreso de
Argentina acaba de aprobar, el miércoles, las condiciones para el ingreso de
tropas extranjeras. Así piensa contener a los anglo-yanquis en Malvinas.
Jorge Altamira
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*Unión de Juventudes por el Socialismo**
PARTIDO OBRERO *
*presidencia fuba*
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