<h1 style="text-align: center;">
</h1><p>
</p>
<p><font size="4"><a href="goog_2069654985">Para ver el artículo en nuestra página hace click acá</a></font></p><p><font size="4"><a href="goog_2069654985"><br></a></font></p>
<h1 style="text-align: center;"><font size="6">Con Santos es otra cosa</font></h1><p>La escena ya la vimos varias veces. Uribe
bombardea la frontera en Ecuador, discursos enardecidos, abrazos.
Uribe mete yanquis en bases colombianas, discursos enardecidos,
abrazos. Yanquis voltean a Zelaya, discursos enardecidos y, en tiempo
más, vendrán los abrazos.</p> <p>Insultos en respuesta a agresiones,
seguidos de retrocesos. Más agresiones, más insultos, más retrocesos.
En el borde de la escenografía, pero en el corazón de estos recules, dos
‘mediadores’: Lula y Kirchner. Uribe ya no es tal, sino el ex
presidente. Al que ejecutó las masacres de Uribe se lo llama
presidente Santos o, como repitió sin gracia Chávez, “Santos-Chávez”,
“SanChávez”. Pobre Macondo. Santos no es un bolivariano ideológico,
admitió Chávez con inusitada mirada, pero sí es un bolivariano de
alcurnia, pues organizó el encuentro en el mismo lugar que falleció
Bolívar. El protocolo no obliga a tanta desmesura. Después de todo,
Santos es el responsable del asesinato de 40 mil colombianos y del
despojo de tierras campesinas, y aún tiene captura recomendada en
Ecuador. ¿A quiénes creen que engañan?<br> No solamente es deplorable
la escenografía. Peor es el contenido. En las peleas precedentes, el
discurso de Chávez era: “intercambio humanitario”, “el conflicto tiene
60 años, tienen que resolverlo los colombianos”. El de ahora (y lo
mismo en todas las otras ocasiones efusivas anteriores) es: “las FARC
se tienen que desarmar y desmovilizar”; “si fuera guerrillero, dejaría
las armas”; “yo, como soldado, he combatido a la guerrilla”; “quiero la
estabilidad de Colombia y el éxito del nuevo gobierno”; “las armas de
hoy no son los fusiles, es Twitter” (chavistas en Telesur). Chávez no
ha obtenido las seguridades de que las FARC puedan desmovilizarse sin
sufrir represalias. ¿Se ofrece como mediador de esa desmovilización?
No lo insinuó. Kirchner aplaude lo que ocurre en el lugar mismo, Lula
dignifica desde Brasilia.</p> <p>Chávez le dice a Santos: “¿Tú me tienes
confianza, yo te tengo confianza”? Santos asiente: fue educado en
Harvard. Los Berlusconi no existen sólo en Italia.</p> <p>Chávez no
solamente es popular, hace gala de ello. Santos lo es todavía más, pues
ganó las elecciones con siete puntos arriba, el 70% (aunque la mitad
no fue a votar). Pero la popularidad quedó de lado a la hora de
informar sobre los acuerdos alcanzados; silencio de radios. ¿Y las
fotos con las FARC en las fronteras? ¿y las pruebas de que todo eso es
mentira? ¿y las bases militares del ‘imperio’ en Colombia? Nada por
aquí, nada por allá. ¿Festejarán los bolivarianos del resto del mundo?
Probablemente, sí –le atribuirán a Chávez haber impedido una guerra y
desbaratado las maniobras bélicas del ‘imperio’. Lástima que el guión
de la reunión está calcado de un editorial del The Economist, del
último 24 de julio. Incluso este semanario bicentenario de la City
dice que “Uribe fue vergonzosamente reluctante para revertir (sic) la
violenta contrarreforma agraria impuesta por los paramilitares y
devolver sus tierras a los campesinos desplazados”. Para The Economist,
claro, Uribe es un representante de los terratenientes de la provincia
de Antioquia, mientas Santos tendría los amables modales del capital
financiero. The Economist propone que Uribe sea nombrado embajador en
Pekín, pero la ONU prefirió ponerlo a investigar, nada menos que a él,
la masacre sionista contra la embarcación humanitaria Mármara.</p> <p>Las
cosas son, sin embargo, muy simples. Ni Venezuela ni Ecuador pueden
custodiar sus miles de kilómetros de frontera con Colombia. A la
pretensión de Uribe de que movilizaran sus ejércitos para reprimir a
las FARC y al ELN e involucrarse en la guerra, Chávez y Correa
contestaban que la guerra debía resolverse en Colombia, no en sus
países. La posición inviable de Uribe es ahora sustituida por la de
Santos, entre otras cosas porque tiene controlada militarmente a la
guerrilla. Santos negocia una inspección conjunta de las fronteras,
“preferiblemente –dice The Economist– una fuerza internacional”. Sea
como fuere, Santos y Chávez han acordado, por lo menos, un control
recíproco, que, sin embargo, no tiene futuro si no es sustentado por
un acuerdo político más general. La prensa omite sistemáticamente que
es Venezuela la que sufre una agresión político-militar –a través de la
penetración del paramilitarismo y del narcotráfico colombiano–, con el
objetivo de desintegrar la experiencia político-social del chavismo.
La ingerencia contrarrevolucionaria en Venezuela es incomparablemente
mayor a cualquier cosa que hagan los bolivarianos. El acuerdo con
Santos no protege a Venezuela: la desarma, sobre todo políticamente. Por
eso es que Kirchner tomó partido. Esta gente lleva en los genes su
defensa encarnizada del orden capitalista; a veces, por eso, ni
siquiera parecen darse cuenta.</p> <p>El chavismo, por otro lado, está
más preocupado por las elecciones parlamentarias en Venezuela, en
septiembre, que por Santos. El principal comunicador del gobierno acaba
de admitir, de forma incluso ingenua, que el solo ingreso en la
Asamblea Nacional de la oposición, que boicoteó la elección
parlamentaria anterior, constituye un peligro para el gobierno, debido
al campo que conquista para su agitación política, en conjunto con la
oposición ya establecida que ha roto con el tiempo con el chavismo.
Chávez se puede presentar ahora a los comicios como un ‘pacificador’;
pero Santos contará con sus propios representantes, en el sentido
político, en el Legislativo venezolano. A través de Santos, el
imperialismo recupera posiciones en la política andina.</p> <p>La
bancarrota capitalista mundial obliga al imperialismo a valerse de
intermediarios; ya se encuentra bastante comprometido en Irak, Somalia
o Afganistán –y en las vísperas de choques brutales en Palestina,
Irán o Corea. En América Latina está reconstruyendo, paso a paso, sus
posiciones político-militares: Cuarta Flota, bases en Colombia y Costa
Rica, alianza con el gobierno de El Salvador, recuperación de Panamá.
Hasta el Congreso de Argentina acaba de aprobar, el miércoles, las
condiciones para el ingreso de tropas extranjeras. Así piensa contener
a los anglo-yanquis en Malvinas.</p>
<div id="article-by-line-fixed">
<h4><p>Jorge Altamira</p></h4>
</div>-- <br><div style="text-align: center;"><font style="color: rgb(255, 0, 0); background-color: rgb(255, 0, 0);" size="6"><i style="color: rgb(204, 0, 0); background-color: rgb(255, 255, 255);"><font style="color: rgb(0, 0, 0);" size="4"><span style="color: rgb(255, 0, 0);">Unión de Juventudes por el Socialismo</span></font></i><b><br>
<span style="color: rgb(255, 255, 0);"> PARTIDO OBRERO </span></b></font><br><font size="4"><b>presidencia fuba</b></font><br><div style="text-align: center;"><font size="4"><a href="http://lista-enaccion.blogspot.com/" target="_blank">en la facultad</a> - <a href="http://www.ujs.org.ar/" target="_blank">ujs.org.ar</a> - <a href="http://po.org.ar/" target="_blank">po.org.ar</a></font><br>
</div></div><br>