[Todos] El modelo agropecuario actual y la biotecnología (2da parte)
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Jue Sep 17 12:05:00 ART 2009
El modelo agropecuario
actual y la biotecnología
(2da parte)
El papel de la comunidad científica
Recién en marzo de 2009, a partir de las declaraciones en un diario del Dr.
Andrés Carrasco (deslegitimadas inmediatamente por el ministro
Barañao), tomó estado público el aspecto
relacionado con el impacto del
herbicida glifosato (sólo uno de los cientos de
agroquímicos utilizados en la actividad agropecuaria) respecto al ambiente y en especial a la salud humana.
Nos llama la atención
la inacción de la mayoría de la comunidad científica
frente a las denuncias permanentes a lo largo de los últimos 13
años de habitantes de regiones afectadas por la aplicación
de agroquímicos. En lugar de responder a las necesidades de la
población, que sostiene con sus impuestos la formación de
los científicos y gran parte de su labor de investigación,
la comunidad científica en su mayoría continuó a lo
largo de este período con su trabajo cotidiano como si esas
denuncias no existieran. Esta
situación toma particular interés cuando los reclamos ante
las distintas instituciones gubernamentales son rechazados por
éstas con la excusa de que no hay “estudios serios” que demuestren
los efectos negativos de los agroquímicos.
En lo que sí trabajó la comunidad
científica es en el desarrollo de políticas e
investigación en biotecnología y de materias que imparten
conceptos fundamentales para el desarrollo de los bionegocios y el
éxito empresarial. Algunos ejemplos:
·
La
CONABIA
,
creada en 1991, es el organismo responsable de dar el marco regulatorio y
desarrollar la primer normativa para la introducción experimental y
liberación al ambiente de Organismos Genéticamente
Modificados (OGMs). Está constituida por representantes de los
sectores público y privado involucrados en la biotecnología
agropecuaria. Algunos de los científicos
que forman o formaron parte de
la CONABIA
tienen o han tenido alguna vinculación con empresas del sector,
mostrando un claro conflicto de
interés a la hora de analizar el impacto de la nueva
tecnología.vi.
·
Se está por inaugurar el Instituto de
Agrobiotecnología Rosario, en el predio del Centro Científico
Tecnológico Conicet – Rosario, donde la empresa Bioceres e
Investigadores del CONICET desarrollarán una tecnología
nacional al servicio del modelo agroexportador y los agronegocios.
·
En la Facultad de Agronomía
de la UBA existen posgrados en agronegocios y alimentos, además de
trabajos conjuntos con Bayer para estudiar la cadena de la soja con el
objetivo de “encontrar oportunidades en el sector” y promover
“alternativas superadoras a partir de ventajas competitivas
sustentables” vii.
·
En
la Facultad
de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de
la UBA
hay profesores que trabajan con las empresas del agronegocio y se encargan
con empeño de promover y defender dicho modelo en sus clases y por
mails a toda la facultad. En esta misma casa de estudios, se está
intentando hace años crear una carrera en biotecnología.
El ascenso que ha tenido la rama de la
biotecnología, o mejor dicho los bionegocios, responde al modelo
que se ha venido impulsando desde el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación
Productiva o desde la actual gestión de
la FCEyN
y que coincide con los lineamientos de
la Ley
de Educación Superior (LES) menemista y su continuación
kirchnerista: una facultad, una Universidad y un sistema científico
al servicio del mercado o de la empresaviii. Así, del
agronegocio por ejemplo, se remarca su importancia para nuestro
país –con argumentos insostenibles como que resuelve
problemas de hambre o derrama bienestar- y se apunta a promoverlo como un
beneficio para la sociedad, sin tener en cuenta (y sin querer mostrar) sus
trágicas consecuencias ya descritas.
Insistimos, es difícil pensar a la ciencia como una
actividad neutral considerando estos antecedentes. De hecho, creemos que
actualmente el sistema científico aporta a profundizar el modelo
vigente, con todo lo que ello implica.
En muchas carreras de
la FCEyN
, el modelo que ha prevalecido es el de la ciencia básica con una
importante presión por “publicar o perecer”. En la
superficie, ciencia básica y ciencia aplicada, publicar o patentar,
el paper o la empresa, pueden
parecer modelos opuestos. Pero en realidad creemos que no lo son. Son sólo dos extremos de un
mismo proceso productivo. En ambos casos, hoy en día, se
trabaja bajo una
lógica de producción capitalista, con trabajo precario, en
muchos casos generando la necesidad (mercado de consumo) de una
competencia por prestigio o por dinero. En ambos casos, se logra enajenar
al científico (no a todos por suerte) para estar siempre corriendo
atrás de una zanahoria (que hoy por hoy ya es transgénica
seguramente) y no poder hacer otra cosa que dedicarse a sí mismo y
a la propia auto-perpetuación del sistema que no logra cuestionar.
Rara vez, entonces, encontramos una práctica
científica verdaderamente crítica que haga un aporte a las
necesidades sociales. Claro, esto sólo puede ir de la mano del
pasaje de un modelo para la exclusión, la explotación, la
opresión a otro con valores de igualdad, justicia y libertad. Sin
embargo, hoy por hoy el modelo es el primero, y quienes financian en buena
parte la ciencia actual son los mismos que lo imponen. Con estas ideas en mente, si bien
cuesta creerlo, nos parece que es más fácil entender otros
hechos, como que la actual gestión de
la FCEyN-UBA
y el consejo superior de
la UBA
acepten con entusiasmo los fondos manchados de muerte del negocio de la
megaminería.
Algunas reflexiones más
La biotecnología es
una herramienta muy poderosa que tiene muchos campos de aplicación
además de la producción de cultivos GM con
características de interés agronómico. Por ejemplo,
la terapia génica en humanos para curar cierto tipo de
enfermedades, la biorremediación de ambientes contaminados
utilizando microorganismos o vegetales GM, el desarrollo de vacunas en
plantas de acelga o lechuga entre muchas otras, la producción de
medicamentos en bacterias, hongos, animales y plantas transgénicas,
etc.
Si bien no
negamos lo anterior, creemos que el argumento que se desprende de esto
debe darse vuelta. Desde nuestro punto de vista, trae serios
inconvenientes primero desarrollar ciencia y tecnología y luego ver
qué problemas se pueden resolver con su uso y potencial
aplicación. Debería ser al revés, primero definir los problemas
sociales legítimos a resolver y luego planificar qué
líneas de investigación desarrollar con el objetivo de
ayudar a resolverlos.
Los cultivos GM y la
biotecnología en general son producto del sistema capitalista
actual. Suponiendo que se prohibiera la
utilización de glifosato y soja transgénica, no creemos que
se acabaría la problemática. Los problemas que traen los cultivos
transgénicos son similares a los que pueden traer los monocultivos
sin ser transgénicos y los mismos que observamos en el caso de la
megaminería. En todos estos casos se utiliza a la
innovación científico-tecnológica para la
explotación de recursos naturales sin otro objetivo que la
maximización de ganancias. Creemos que es un problema, entonces,
estructural, no aislado y que, como comunidad científica, nos toca
especialmente de cerca.
Preguntas que nos surgen
¿Por qué un reclamo es legítimo cuando lo
realiza un científico, y no lo es cuando lo hacen distintas
organizaciones sociales o individuos afectados. ¿Por qué se
crea un comité para estudiar los riesgos del glifosato
recién ahora que aparece la denuncia mediática de un
científico, y no se pensó en ello cuando aumentaban las
denuncias por malformaciones, cáncer, abortos espontáneos,
etc. en los últimos 13 años? ¿Vale más la
palabra de un científico que la de cientos de personas?
¿Qué sociedad queremos? Considerando nuestra
especificidad, ¿qué ciencia queremos? ¿Cómo se
deben definir las líneas de investigación a desarrollar?
¿Cómo puede aportar la ciencia al cambio hacia una sociedad
más justa, igualitaria y libre?
vi
Esta curiosa coincidencia
también se da en otros países donde se aplica el modelo: en
EEUU, a fines de los años 90, se constató que los
científicos evaluadores de mayor rango en
la Agencia
de Protección Ambiental (EPA) recibían al menos parte de su
sueldo de la industria agroquímica.
vii http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1110500
viii En su
versión del 26 de agosto de 2009 el cable semanal, órgano de
propaganda de la gestión de
la FCEyN-UBA
(propaganda pagada por los impuestos de la gente) dice: “Por segundo
año Incubacén, la incubadora de empresas de base
tecnológica dependiente de
la FCEyN
, ofrece a los alumnos, docentes y/o graduados de cualquier carrera que se
dicta en
la Facultad
, la posibilidad de realizar un curso intensivo que promueve el desarrollo
de los rasgos y conductas asociadas al éxito empresarial. Se
trata del “Taller de desarrollo de comportamiento
emprendedor”, llevado a cabo por
la
Fundación Empretec
, que presenta una metodología interactiva y vivencial.”
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