Como alumno de la universidad recibo con tristeza -aunque sin sobresalto- el mensaje de Eduardo M. Scolnik. Si bien es cierto que las opiniones de los personajes públicos son accesibles a todos, eso no implica la inexistencia de prejuicios con respecto a ellos, pues no se reputan conocidas: la disponibilidad de la doctrina no fuerza su aprehensión social.<br>
Quiero decir, la ignorancia coexiste con la libre información, esto no es noticia.<br><br>Por otro lado, el señor se refiere a "límites que son necesarios imponer" al conocimiento del pensamiento político. Indica que es necesario ocultar a los estudiantes la parte de la realidad referida a lo "peor del pensamiento conservador de los EE.UU.". La verdad es esquiva con respecto a las ideologías, pero más aún en el barro de la política. A diario veo por este y otros medios referencias explícitas a "lo peor del pensamiento marxista" pero nadie parece ofendido. Nuestra Universidad prueba ser esquiva y disonante con la realidad politica en toda su extensión, y el no poder amoldarse a ella manifiesta la necesidad de separarse, tal y como ya sucedió entre la Iglesia y el Estado.<br>
Al respecto me remito al gran Houssay:<br><br><br><i>Discurso de Bernardo A. Houssay en la 97º Reunión del Directorio del CONICET, el 10 de marzo de 1962:</i><br><br>La intromisión política ha sido siempre nefasta y se ha producido principalmente durante los regímenes dictatoriales o de fuerza. Así durante el gobierno de Rosas se quitaron los recursos a la Universidad y muchos profesores debieron expatriarse. Hubo más tarde gobiernos que rechazaron propuestas de profesores hechas por la Universidad y los designaron directamente a su antojo. La ley Avellaneda confirió a la Universidad considerable autonomía y estabilidad. Sin embargo, la Universidad fue intervenida por los gobiernos de Yrigoyen, Uriburu, Perón y de la Revolución Libertadora. En la época desastrosa de Perón fueron destituidos o emigraron la mitad de los profesores, se cerraron las Academias y numerosas sociedades, se apresaron y persiguieron a profesores y alumnos; se estimularon la adulación, la obsecuencia y las delaciones; la investigación científica decayó y los Institutos creados con largo esfuerzo se desorganizaron; varias generaciones se malograron, porque se formaron mal intelectual y moralmente: los hombres más capaces debieron emigrar o trabajar en instituciones privadas.<br>
<br>La Revolución Libertadora permitió un renacimiento universitario, y la reintegración de muchos de nuestros mejores valores, se estableció una amplia autonomía universitaria; pero no se practicó la selección debida de los docentes y, desgraciadamente, se implantó la representación tripartita actual, con la que no se respetó la anunciada prevalencia de los profesores en la dirección de las Facultades.<br>
<br><b>La intromisión política ha sido favorecida porque los partidos y los gobernantes saben que la masa estudiantil es una fuerza potencial, que si en varios casos ha contribuido valientemente a combatir las dictaduras y derrocarlas, muchas otras veces es manejada fácilmente, bastando entusiasmarla con siglas o mitos nacionalistas o ideológicos diversos. Es fácil moverla y exaltarla si se excita hábilmente su fe o su idealismo, pero muchas veces los estudiantes no reconocen las manos y las fuerzas que en provecho propio los mueven con astucia.</b><br>
<br>Por ejemplo, los grupos comunistas locales piden la intervención de estudiantes y graduados en el gobierno Universitario, se oponen a la verificación de la preparación de los alumnos que quieren ingresar, a la adecuación del numero de alumnos a la capacidad docente de las escuelas, piden muchos y frecuentes exámenes. Lo curioso es que en Rusia, como en casi todos los países, no intervienen los alumnos en el gobierno universitario, hay una selección muy seria y se limita el numero de ingresantes de acuerdo con las plazas existentes para poder enseñar bien. El oponerse a ello es un síntoma de subdesarrollo. Por fin hago notar que cuando se inicia un movimiento estudiantil en un país de Sudamérica, sincrónica o sucesivamente se produce en los otros. Son excepciones sudamericanas Chile y Brasil, cuyas Universidades no tienen cogobierno estudiantil, tienen mayor estabilidad y son muy progresistas, siendo por todo ello unánimemente respetadas. Otra prueba de las influencias comunistas son las violentas oposiciones a recibir la generosa, desinteresada e incondicional ayuda filantrópica norteamericana para proveer equipos o planes de cooperación.<br>
<br><b>La intervención de los estudiantes en el gobierno universitario no existe en ningún país adelantado. No es concebible en ellos y su existencia entre nosotros nos deja en ridículo.</b> No quiero resaltar la historia de los 44 años últimos nuestros, en que hubo en algunas épocas los caudillos crónicos, los pagos de algunos de ellos en dinero o con puestos, el pago de cuotas de los centros estudiantiles, la confitería libre, los autos para llevar a votar, etc. Felizmente eso no fue continuo y entiendo que ya pasó.<br>
<br>Pero es absurdo un régimen tripartito en el que estudiantes, graduados y un profesor del Consejo Directivo de una Facultad han impuesto un plan de estudio y rechazaron un plan moderno elaborado por la inmensa mayoría de los profesores. Por tales presiones hubo renuncias colectivas de profesores en La Plata y Rosario, felizmente retiradas. Pero en cambio en la prestigiosa Facultad de Medicina de la Universidad de Lima sus eminentes profesores no quisieron aceptar la intervención estudiantil en el gobierno y ante la imposición de las autoridades que quisieron obligarlos, han debido renunciar casi todos y luchan por organizar y mantener una escuela privada.<br>
<br>Es preciso que las universidades argentinas remedien por si mismas esta absurda situación y atendiendo a los pedidos de los profesores les confieran amplia mayoría en el gobierno universitario. Cuando la enseñanza sea más moderna y mejor ya no será necesaria ninguna intervención estudiantil, salvo en problemas de bienestar y ayuda social, pero por ahora, por razones que no tengo tiempo de discutir, seria prematuro suprimir del todo una representación de alumnos auténticos de cursos adelantados.<br>
<br><b>La presión política se hace a través de los alumnos y graduados. Minorías regimentadas eligen consejeros que, en algunos casos, pronuncian discursos agresivos e insolentes, comunistas o fidelistas, como he oído personalmente en un acto de la Universidad y en otro de una Facultad, a los que asistí invitado. Cierto es que la Universidad censuró luego a esos oradores. También son impropios los actos políticos, las conferencias y la propaganda incesante que puede presenciarse en puertas y vestíbulos de las Universidades. Cuando no obtienen sus pedidos injustificados, los estudiantes recurren a veces a violencias (huelgas, ocupaciones de Facultades).</b><br>
<br>Pero todos esos defectos son remediables. Sería un grave error desconocer los notables adelantos de las Universidades durante los últimos 5 años. Aumenta rápidamente el número y la capacidad de profesores y personal docente full time. Los profesores no se designan por influencias políticas. Las cátedras están mejor dotadas en recursos de trabajo, aunque urge acelerar los trámites administrativos basados en la desconfianza y modos burocráticos complicados. La enseñanza ha mejorado en muchas cátedras. La investigación científica se ha desarrollado en forma considerable. Se han creado Institutos nuevos o se utilizan y ayuda a los ya existentes y bien acreditados.<br>
<br>La mayor parte de las Facultades evolucionan en forma moderna, crean carreras de especialización que necesita el país; progresivamente ha mejorado la enseñanza práctica. En la Facultad de Medicina, la selección inicial de los ingresantes y el establecimiento de las unidades hospitalarias, por iniciativa de Eduardo Braun Menéndez, han mejorado grandemente la calidad de los estudiantes y la seriedad y aprovechamiento de los estudios, según me informan los profesores de las materias básicas y clínicas. Además, cuando estudian mejor son menos dóciles a las incitaciones a huelgas y desórdenes, que se renovaban antes cada año.<br>
<br>"Dictando su cátedra de Fisiología en la Facultad de Ciencias Médicas. Abril de 1928" (la fotografía y el epígrafe reproducen el original del archivo de Caras y Caretas en el Archivo General de la Nación).Estas orientaciones progresistas se están desarrollando en la vida universitaria actual. Bastaría corregir los defectos señalados y está en manos de la Universidad misma el hacerlo. Todo ello manteniendo estrictamente la autonomía universitaria, sin intervenciones gubernamentales, que resultan peligrosas, esterilizantes y arbitrarias. Debe asegurarse la libertad académica (de investigación, discusión y expresión), la libertad en las orientaciones progresistas modernas, libertad de las presiones políticas externas y de la demagogia estudiantil.<br>
<br><b>Las principales medidas urgentes serían:<br><br> 1. Eliminar la intromisión política (partidos nacionales o internacionales) en la Universidad. Como ciudadanos los profesores o alumnos tienen el derecho de intervenir en política, pero fuera del recinto universitario.<br>
2. Las orientaciones y el gobierno universitario son responsabilidades que corresponden a los profesores.</b><br> 3. Deben implementarse modos modernos y eficaces que permitan preparar profesores e investigadores de alto nivel y con plena dedicación. reformando los procedimientos anticuados y defectuosos.<br>
4. Favorecer la dedicación intensa de los estudiantes a una enseñanza activa, práctica y razonada, que inculque los modos para aprender durante toda la vida y obrar con iniciativa y eficacia.<br> 5. Los estudiantes deben seleccionarse para que tengan la preparación necesaria para poder seguir los estudios con provecho y sin fracasos. Adecuar su número a la capacidad docente (numero de profesores y de sitios y medios de trabajo).<br>
6. Si es necesario, por existir alumnos capaces, es mejor crear Facultades nuevas, siempre que tengan buen profesorado, pero nunca sobrecargar las aulas.<br> 7. La enseñanza deberá ser moderna y progresista, basada en la participación activa de los alumnos.<br>
8. Las universidades deben ser cada vez más centros de investigación y de docencia, preparando los profesionales y técnicos que necesita el país, así como los docentes e investigadores. Cultivarán la investigación básica o fundamental.<br>
9. Los profesores deben propiciar las reformas necesarias y son responsables si no lo hacen.<br><br><br>2008/3/13 Eduardo Scolnik <<a href="mailto:escol@indec.mecon.gov.ar">escol@indec.mecon.gov.ar</a>>:<br>> <br>
> <br>> Pre-juzgar es emitir un juicio sin tener la información mínima para hacerlo.<br>> En el <br>> caso de Ricardo López Murphy no existe ese problema por tratarse de un<br>> personaje <br>> público que ha tenido muchas oportunidades de expresar su pensamiento sobre <br>
> las más diversas cuestiones. <br>> Soy partidario de que los miembros de la Universidad tengan la posibilidad<br>> de <br>> conocer los dstintos aspectos de la realidad; en este caso del pensamiento<br>> político. <br>
> Sin embargo ese criterio amplio debe tener algunos límites que es necesario<br>> ponerlos <br>> en este caso. El personaje en cuestión ha demostrado su absoluto acatamiento <br>> a las directivas políticas de lo peor del pensamiento conservador de los<br>
> EE.UU. De <br>> ese pensamiento no necesitamos nada; ya tenemos suficiente con algunos<br>> personajes <br>> enquistados en la UBA que trabajan para promover una cultura que no tiene<br>> nada <br>> que ver, y es contraria, a los intereses nacionales. <br>
> <br>> <br>> Eduardo M.Scolnik <br>> <br>