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Lun Mar 6 10:07:49 ART 2017


EL GRUPO CyTA ANTE LA AGUDIZACION DE LA CRISIS EN EL SECTOR  
CIENTIFICO, EL ATAQUE AL CONICET Y A INVESTIGADORES E INVESTIGADORAS

En un año el gobierno del Presidente Macri llevó a la ciencia  
argentina a una crisis que, lamentablemente,  va en camino de  
agravarse. La crisis no es el fruto de errores en la gestión sino la  
consecuencia del recorte de la inversión en ciencia y tecnología, en  
consonancia con una política de desindustrialización que abandona la  
búsqueda de soberanía tecnológica.
A partir de diciembre del 2015 el país inició un nuevo ciclo de  
desaprendizaje tecnológico, impulsado por políticas tales como la  
desprotección de la industria  satelital, autorizando la operación de  
siete satélites extranjeros en un evidente intento por tornar inviable  
a la empresa estatal Arsat (que paralizó la construcción del satélite  
Arsat 3). Se produjo  el abandono del uso del poder de compra del  
estado como promotor del desarrollo licitando, por ejemplo, la  
construcción de parques de generación de energía limpia con cláusulas  
que en la práctica limitan al 8% la participación de tecnología  
nacional. También se paralizaron programas en el área de  la defensa  
(como el desarrollo del sistema SARA y de vagones en Fabricaciones  
Militares) o en el sector nuclear (donde se desfinanciaron todos los  
proyectos en marcha salvo dos, uno de los cuales es la construcción  
del reactor RA10, cuyo presupuesto aumento 300% respecto del año  
anterior y cuyo contrato, con la empresa de un socio del Presidente  
Macri, fue firmado en 2016). Mientras el  estado se retira de la  
escena, los discursos de funcionarios del Ministerio de Ciencia  
Tecnología e Innovación Productiva (Mincyt), instan a los científicos  
a crear sus propias empresas. Ignoran, o simulan hacerlo, las  
enseñanzas que brinda la experiencia mundial: no hay transferencia  
tecnológica viable sin un Estado Emprendedor- tomando la expresión de  
la economista Marina Mazzucato- que la impulse, la promueva y la  
financie.
El tamaño del ajuste en CyT: El ajuste presupuestario ejecutado por el  
gobierno nacional es, sin duda, brutal. El presupuesto aprobado para  
el presente año redujo la inversión en ciencia y tecnología, que pasó  
del 1.52% del total nacional en 2015 al 1.4%. En el marco de masivas  
protestas de la comunidad científica, el Ministro Lino Barañao destacó  
su confianza en que, más allá del presupuesto aprobado,  recibiría  
apoyo oficial por vía de partidas extras. Los datos de la ejecución  
presupuestaria de 2016, conocidos recientemente, muestran una realidad  
distinta. El gasto en la finalidad ciencia y tecnología aumentó (en  
pesos) un 29% respecto a 2015, mientras que el total nacional creció  
un 48%.  En el caso del Mincyt, el gasto nominal  aumentó un 32% y en  
el Conicet un 39%. Teniendo en cuenta que la inflación superó el 40%,  
que nuestra moneda se devaluó en un 60% y que la paritaria estatal  
estableció un aumento salarial del 31%, el recorte en ciencia y  
tecnología es, a todas luces, enorme. Para darle contexto a estas  
cifras, lo devengado por Deuda Pública pasó de representar en el año  
2015 el 7.66% del presupuesto a ser en 2016 el 14.47%. Esto representa  
un aumento de 197.202 millones de pesos, más de siete veces lo  
devengado en toda la función ciencia y tecnología.
El ajuste en el Conicet: Este ajuste creó una situación explosiva en  
el Conicet, una institución emblemática, que estaba “trabajando bien”,  
  según expresó textualmente el candidato Mauricio Macri en el debate  
presidencial de 2015. El Conicet creció sostenidamente desde 2003, no  
como fruto de la improvisación sino de proyectos elaborados por el  
propio Ministerio y sintetizados en el Plan Argentina Innovadora 2020  
(AI2020), que ponía como meta que nuestro país alcance 4.7  
investigadores por cada mil habitantes de la población económicamente  
activa. En ese contexto, la Argentina debería sumar 25000 nuevos  
investigadores hasta 2020 y, como parte de ese esfuerzo el Conicet  
debía aportar una parte minoritaria creciendo, en esta etapa, a un  
ritmo del 10% anual.
Contrariamente a lo establecido en el mencionado plan, el Conicet  
redujo al 50% el número de ingresos a la Carrera del Investigador  
Científico y Tecnológico (CIC) de investigadores Esto generó,  
naturalmente, masivas protestas de la comunidad científica que  
culminaron en diciembre último con la toma de la sede del Mincyt y que  
continúan hoy. La movilización  de diciembre logró la convocatoria a  
una mesa de negociación y el otorgamiento de becas por un año a los  
investigadores excluidos.
La drástica reducción de ingresos a la CIC es la manifestación más  
dramática del ajuste en el Conicet y constituye una estafa para los  
jóvenes becarios del organismo. Si bien es cierto que completar la  
formación doctoral con una beca del Conicet no da derecho al ingreso a  
la CIC, la reducción de 500 puestos anuales en dicha carrera implica  
un cambio abrupto e irracional respecto a las políticas de crecimiento  
seguidas en el pasado reciente. Pero estas medidas son sólo una de las  
manifestaciones del ajuste. Por cierto, el Conicet anunció también una  
sensible disminución en el número de nuevos becarios doctorales y no  
contempla la incorporación de nuevos miembros en su Carrera de  
Personal de Apoyo (CPA). Pese al intento de las autoridades por  
disimularlo, el organismo vive en un virtual estado de economía de  
guerra. En síntesis, las medidas tomadas en el Conicet no son un  
simple congelamiento de ingresos sino que vienen a echar por tierra  
con las políticas de crecimiento implementadas desde el 2003,  con  
consecuencias en los proyectos de vida de cientos de jóvenes que se  
embarcaron con razonable expectativa en la carrera científica.
La actitud de las autoridades: La crisis en el Conicet va en camino de  
agravarse ya que las autoridades del área no solamente no han tomado  
medidas para revertir sus causas sino que las niegan o justifican. El  
Ministro Barañao y el Presidente del Conicet, Alejandro Ceccatto, han  
hecho afirmaciones cuestionables desde el punto de vista ético y  
político y en muchos casos simplemente falsas. Ambos afirmaron que un  
país con altos niveles de pobreza como el nuestro, no puede impulsar  
el crecimiento de su sistema científico con las metas fijadas por el  
plan AI2020 (que ambos contribuyeron a formular). Más recientemente,  
el Ministro nos sorprendió afirmando, falsamente,  que la meta del  
crecimiento al ritmo del 10% anual en el Conicet no era un objetivo de  
dicho plan sino que era fruto, poco menos, que de un error de  
imprenta. También afirmó que lo único que buscan miles de doctores es  
conseguir un empleo “fijo” en el Conicet. Más allá de que no hay nada  
de malo en querer acceder a un trabajo estable,  la declaración es  
ofensiva. Por un lado para los aspirantes, que se someten a diversas  
instancias de evaluación para poder ingresar a  CIC, evaluaciones que  
continúan a lo largo de todas sus carreras.  Pero es ofensiva también  
para el propio Conicet que fue caracterizado por su Presidente como un  
organismo "inviable" que se ha transformado, según se desprende de sus  
opiniones, en un “aguantadero de inútiles”. Lo más lamentable de estas  
declaraciones es que desprestigian al Conicet en su conjunto ante la  
sociedad, de modo de justificar el ajuste. En lugar de defender los  
logros y el prestigio nacional e internacional de las investigaciones  
desarrolladas por el Conicet,  consolidado en los últimos años, las  
autoridades siembran desconfianza hacia los científicos y su trabajo.
El ataque a la ciencia básica: El presidente del CONICET y el Ministro  
nos anuncian a través de los medios que el Conicet decidió darles  
prioridad a los investigadores "más útiles" para el país,  promoviendo  
ciertos temas estratégicos y tecnología. De esta manera nos proponen  
revivir perimidas dicotomías entre ciencia básica y aplicada, que  
parecían superadas. Es una evidente cortina de humo para ocultar lo  
central de sus propuestas: el ajuste. Perversamente, responsabilizan a  
los científicos por la supuesta falta de voluntad de transferir su  
trabajo al mundo productivo. Nos preguntamos si responsabilizarán  
también a los investigadores del Centro Patagónico del Conicet por el  
cierre de una de las plantas de la empresa Cerámicas San Lorenzo,  
ubicada en Puerto Madryn, con la cual el organismo tenía dos  
importantes proyectos de transferencia. La destrucción de la pequeña y  
mediana empresa, junto al abandono del rol del estado en la generación  
de demanda tecnológica, son el fruto de la política económica del  
gobierno de Cambiemos, de la cual el ajuste en el Conicet forma parte.
La decisión de reducir la cantidad de ingresos para el año 2017 a 450  
cargos, estableciendo 50% para Temas Estratégicos y Tecnología y el  
resto para el desarrollo de las disciplinas, supone un duro golpe a la  
investigación básica y a las ciencias sociales. Sin colmar la  
capacidad de asombro de la comunidad,  pero también con la clara  
intención de capitalizar fracturas entre grupos de distintas  
disciplinas, el Ministro expresa opiniones inexpertas y ofensivas  
contra áreas enteras de investigación a partir del supuesto de su  
falta de “utilidad” o no aplicabilidad. El ejemplo planteado en un  
medio ha sido la crítica a las investigaciones históricas durante el  
Medioevo, que han sido respondidas. Pero lo que no comprende el  
ministro es que el sistema científico se comporta como un ecosistema  
en muchos aspectos, su complejidad es estructural y resulta  
imprevisible cuáles serán las consecuencias de eliminar una sola  
especie, un solo nodo de la red. La reacción de las ciencias sociales  
no se ha hecho esperar, defendiendo una experiencia institucional de  
equilibrio entre las diversas áreas disciplinarias en años anteriores  
y la constante transferencia de conocimiento de las ciencias sociales,  
pero también la relevancia de las humanidades para la comprensión de  
problemáticas del pasado y del presente de nuestra sociedad.
El futuro próximo: Desde el grupo CyTA convocamos a toda la comunidad  
científica a dejar de lado las diferencias y manifestarnos unidos  
contra estas políticas de ajuste, los gremios, los colectivos  
políticos y las asociaciones científicas. Esperamos y solicitamos que  
lo hagan también quienes ocupan cargos de dirección de diversos  
organismos y, muy en particular, el Directorio del CONICET, que debe  
revisar urgentemente las decisiones adoptadas referidas a las próximas  
convocatorias de ingresos a la CIC.
Los ejes del reclamo unitario deben ser aquellos planteados en la  
declaración firmada a fines de 2016 por la casi totalidad de los  
científicos argentinos premiados en el ámbito nacional e  
internacional:  el mantenimiento de los objetivos del Plan AI2020, el  
aumento del presupuesto de ciencia y técnica, el cumplimiento de la  
promesa electoral de elevar al 1.5% del PBI la inversión en el sector  
y el aumento del número de vacantes en el CONICET. Tenemos claro que  
esta no es la lucha de una corporación sino un reclamo en defensa de  
un modelo de desarrollo para nuestro país.
Como miembros de la comunidad científica y de la ciudadanía, desde el  
grupo CyTA afirmamos que estos reclamos son sólo una parte de la  
oposición al proyecto neoliberal que nada tiene que ofrecer a nuestra  
sociedad y que, como ha quedado claro durante el primer año de gestión  
del gobierno de la alianza Cambiemos, sólo favorece a los sectores más  
concentrados de la economía, arrasa con avances producidos en el  
terrenos de la educación y la salud y persigue a quienes luchan en su  
contra. En definitiva, somos parte de aquellos que, en unidad y con  
firmeza, queremos recuperar el camino de avances y conquistas que el  
gobierno del Presidente Mauricio Macri está destruyendo.

Grupo Ciencia y Técnica Argentina (CyTA)
Investigación y Desarrollo para la Inclusión
Miembros: Adrián Paenza; Alberto Kornblihtt; Ana Franchi; Andrea  
Gamarnik; Andrés Kreiner; Carolina Mera; Daniel Filmus; Diego Hurtado;  
Diego Tatian; Dora Barrancos; Eduardo Dvorkin; Emmanuel Alvarez Agis;  
Federico Robledo; Felix Requejo; Fernanda Beigel; Graciela Morgade;  
Hugo Aimar; Jorge Aliaga; Jorge Geffner; José Paruelo; Juan Pablo Paz;  
Luis Alberto Quevedo; Marcelo Ruiz; Marisa Herrera; Mirta Susana  
Iriondo; Noé Jitrik; Osvaldo Uchitel; Pablo Nuñez; Raquel Chan;  
Roberto Salvarezza; Rolando González-José; Sandra Carli

Dr Juan Pablo Paz
Profesor Titular UBA, Investigador Superior CONICET
Departamento de Fisica & Instituto de Fisica de Buenos Aires
FCEyN UBA, Pabellon 1, Ciudad Universitaria
1428 Buenos Aires, Argentina
Email: paz en df.uba.ar
Phone: +54-11-45763353
http://www.df.uba.ar/users/paz
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