[Todos] La ciencia como mercancia (the dialectical biologist - levins, lewontin)
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Mar Mayo 24 10:03:09 ART 2011
La ciencia como mercancía
En este último tiempo, en el marco de la
"modernización" del capitalismo argentino, se ha
comenzado a discutir una nueva ley universitaria, así como el
futuro del Conicet. Uno de los puntos más importantes planteados es
la intervención de las empresas en la determinación de los
programas de estudios e inclusive en la dirección de las
universidades. Igualmente, una de las propuestas sobre el Conicet y los
otros organismos de investigación (CNEA, INTA, INTI) es su
desmantelamiento para dejar sus tareas a la iniciativa privada.
Paralelamente, se incita a los investigadores y docentes universitarios a
complementar sus ingresos con asesorías. En otros países,
como en Francia, los organismos de investigación promueven que sus
científicos establezcan empresas y que la investigación sea
cada vez más orientada hacia las necesidades del
mercado.
Una reseña
de The dialectical
biologist (Harvard University Press, 1985) de Richard Levins y
Richard Lewontin (2)
En muchos sectores de
la universidad y de los medios científicos se cuestionan estas
propuestas, insistiendo que la ciencia y la universidad tienen que
conservar su carácter independiente, no sujetos a los dictados de
los grandes capitales. En esta reseña trataremos de demostrar,
basados en una parte de The dialectical biologist de Levins y Lewontin,
cómo ésta es una posición esencialmente reaccionaria,
incapaz de comprender qué significa el capitalismo.
El capitalismo es un
sistema de producción que, necesariamente, tiende a expandirse, en
área geográfica, en intensidad y a todos los aspectos de la
vida corriente. Bajo el capitalismo todo tiende a
convertirse en mercancía: la ciencia, el deporte, los genes, el
honor, los órganos y hasta la vida humana. Cuando el capitalismo
estaba todavía en pañales, Shakespeare lamentó
esto:
"¡Oro!
¡Oro amarillo, brillante, precioso! [...] Muchos suelen volver con
esto lo blanco negro; lo feo, hermoso; lo falso, verdadero; lo bajo,
noble; lo viejo, joven; lo cobarde, valiente. çOh dioses!
¿Por qué? Esto os va a sobornar a vuestros sacerdotes y a
vuestros sirvientes y a alejarlos de vosotros; va a retirar la almohada de
debajo de la cabeza del hombre más robusto; este amarillo esclavo
va a fortalecer y disolver religiones, bendecir a los malditos, hacer
adorar la lepra blanca, dar plaza a los ladrones, y hacerlos sentarse
entre los senadores [...]" (W.
Shakespeare, Timón de Atenas, Acto IV, escena
III, en Obras Completas, Aguilar, Madrid, 1967)
Igualmente, en
el Manifiesto
Comunista podemos leer:
"Dondequiera que ha
conquistado el Poder, la burguesía ha destruído las
relaciones feudales, patriarcales, idílicas. Las abigarradas
ligaduras feudales que ataban al hombre a sus "superiores
naturales" las ha desgarrado sin piedad para no dejar subsistir otro
vínculo entre los hombres que el frío interés, el
cruel "pago al contado". Ha ahogado el sagrado éxtasis
del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo del
pequeño burgués en las aguas heladas del cálculo
egoísta. Ha hecho de la dignidad personal un simple valor de
cambio. Ha sustituído las numerosas libertades escrituradas y bien
adquiridas por laúnica y desalmada libertad de comercio. [...] La
burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones que
hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso
respeto. Al médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al
sabio, los ha convertido en sus servidores
asalariados." K. Marx y F.
Engels,Manifiesto Comunista, en Obras Escogidas,
T. I, p. 24, Akal Editor, Madrid 1975
Así, en una
sociedad en la que todo tiene su precio, en la que todo se puede comprar y
vender, la ciencia no podía escapar a esa ley general. Hoy
día tiene, en tal sentido, las características
siguientes:
• La ciencia se
ha transformado en una inversión de las empresas: La
inversión en investigación y desarrollo, en los grandes
grupos industriales, compite con otras formas de invertir capital como
"aumentar la producción de productos ya existentes, comprar
más publicidad, pagar abogados o lobistas, adquirir otras empresas,
destruir sindicatos, coimear ministros, etc." (Levin y Lewontin, op.
cit., p. 200.
Muchas veces las
empresas, en lugar de pagar a sus propios equipos de investigación
y desarrollo, prefieren subvencionar a grupos de científicos que
trabajan en universidades o institutos estatales, con lo que ahorran
dinero y hacen aparecer sus productos como basados en resultados
científicos "independientes". Un ejemplo es el del
investigador francés Benveniste quien, si bien trabajaba para el
INSERM (Instituto Nacional de las Ciencias de la Salud y de la
Investigación Médica) recibía subsidios de los
laboratorios especializados en la producción de medicamentos
homeopáticos. A mediados de los años '80 publicó un
artículo en la revista Naturedonde "demostraba" la "memoria del
agua". Esta "memoria" fundamentaría los principios
de la homeopatía. Lamentablemente para los laboratorios, los
resultados se comprobaron totalmente falsificados. De todos modos
Benveniste sigue en su puesto.
• "La forma
extrema de inversión en investigación es la sociedad
consultora científica, cuyo único producto es el informe
científico:[...] Aquí es muy obvio que la prueba de calidad
del informe es la satisfacción del cliente y no la
evaluación por los pares 1. [...] Una
vez que el informe científico se transformó en una
mercancía, está sujeto a dos características del
mundo de los negocios: la diligencia puede ser asaltada y la cerveza puede
ser aguada, es decir, que la mercadería científica puede ser
robada o adulterada. Ambos tipos de iniciativa -la apropiación del
trabajo de otros y la falsificación de los resultados para publicar
supuestos éxitos o para vencer a competidores- son un problema
creciente. Aunque fraudes científicos ya ocurrieron en el pasado y
peleas por prioridad ocurrieron entre individuos rivalizando por
prestigio 2, los fraudes científicos tienen hoy
día una base económica racional 3, por lo que
es de esperar que aumenten." (Obra citada, pp. 201-202).
Inclusive, cuando la
producción científica lo es dentro de los marcos
académicos, la evaluación se hace cada vez más desde
un punto de vista de "productividad" y no de calidad
científica. Es decir, que los investigadores y profesores
universitarios son calificados para sus ascensos y subvenciones por el
número de publicaciones y no por la importancia de sus
descubrimientos y desarrollos. Esto lleva a una inflación del
número de publicaciones y revistas científicas, así
como a la publicación de resultados dudosos e inclusive
directamente al fraude.
Por ejemplo, a
principios de los años '80 el joven investigador en
cardiología John Darsee de la Universidad de Harvard
publicó, en un período de dos años casi cien
artículos. Otros científicos de su laboratorio comenzaron a
sospechar y descubrieron que Darsee había falsificado la mayor
parte de los datos. Lo interesante es que tanto su jefe como la propia
universidad prefirieron ocultar los hechos al organismo nacional que
financiaba las investigaciones. En 1986 un artículo fue publicado
en la prestigiosa revista Cell firmado, entre otros, por el premio Nobel David
Baltimore. Una estudiante postdoctoral de su laboratorio descubrió
que los resultados se habían falsificado y lo denunció.
Luego de varios años de investigación se determinó
que, efectivamente, había habido fraude pero Baltimore no era
responsable ya que él se había limitado a firmar el
artículo junto con los verdaderos autores 4. El
contrato de la estudiante no fue renovado y durante varios años en
ningún otro laboratorio fue aceptada.
Una muestra de las
propias contradicciones creadas por el aspecto mercantil del trabajo
científico es que, por un lado los científicos son evaluados
por su producción puramente cuantitativa pero, por el otro, al
depender cada vez más las universidades y los institutos de
investigación del mercado capitalista para obtener fondos que le
permitan continuar su funcionamiento, lo que le interesa a las empresas no
es el número de artículos publicados sino el de los
desarrollos y procesos comercializables. La consecuencia, tarde o
temprano, es que investigadores, considerados hasta un momento como de
primer plano, pasan a no valer nada si su producción no es
efectivamente vendible.
• El
descubrimiento científico ha llegado a ser cuantificable: En los
departamentos de investigación y desarrollo se evalúa el
tiempo que lleva desarrollar un nuevo producto, con cuánto trabajo
y a qué costo. Así el trabajo científico se
convierte, como todo los demás, en trabajo humano abstracto. La
consecuencia de esto es que
• "Los
científicos han pasado a ser "mano de obra
científica": Como tal, están sujetos a costos de
producción, intercambiabilidad y supervisión gerencial. La
división del trabajo dentro de la ciencia, la creación de
especialidades y categorías, hoy día están cada vez
más racionalizadas. La parte creativa del trabajo científico
está cada vez más restringida a una pequeña
fracción de los científicos, el resto está cada vez
más proletarizado, perdiendo el control no sólo sobre su
elección del problema y del enfoque, sino también sobre su
actividad diaria y, a veces, horaria. [...] Pero la descalificación
del trabajo científico produce mayor alienación; los
productores no comprenden el proceso en su conjunto [...] y tienen poca
oportunidad de ejercer la inteligencia creativa. Una vez alienado el
trabajo en este sentido [...] es necesaria una mayor supervisión
[...] que produce más alienación y alienta corrupción
e indiferencia. [...] Los investigadores mismos, y hasta los
administradores de la ciencia, no son más responsables en primera
instancia ante sus pares sino, hacia arriba en la jerarquía, ante
quienes controlan los fondos." (Obra citada, pp. 202-203).
• "El
trabajo científico 6 mismo tiene
que ser producido: Las universidades y las escuelas vocacionales tratan de
preparar los diversos niveles de trabajadores científicos al costo
mínimo, transformando el proceso de educación en un servicio
externo de los departamentos de personal de las empresas privadas. [...]
Los científicos reaccionan ante esta mercantilización de
formas encontradas. Por un lado lo lamentan. Muchos de ellos, provenientes
de las clases medias, eligieron la ciencia como una forma de escapar del
mundo de los negocios. Eligieron dedicarse a un tipo de trabajo cuyo
producto era un valor de uso, valioso por sí mismo y no para el
intercambio. Ellos lamentan la pérdida del viejo espíritu de
cuerpo y la dedicación altruísta a la verdad que era el mito
fundador de la ciencia no mercantilizada. Lamentan la
proletarización del trabajo científico y su pérdida
de autonomía [...]. Por el otro lado, muchos científicos se
apresuran a aprovechar las oportunidades empresariales. [...] Alrededor de
los dos tercios de los científicos trabajando en los E.E.U.U. lo
hacen para empresas privadas, donde la búsqueda de ganancias es el
objetivo francamente reconocido." (Obra citada, p. 203).
Todo esto lleva a que
los resultados científicos empiecen a ser patentados. Muchas veces
las universidades o los institutos no autorizan la publicación de
un artículo antes de que los resultados hayan sido registrados en
la oficina de patentes. La universidad británica de Cambridge
todavía se está lamentando de no haberse ocupado de patentar
en su momento los anticuerpos monoclonales coinventados por César
Milstein. Actualmente la mayoría de las universidades
norteamericanas y europeas tienen un departamento legal que se ocupa de
estos trámites. La discusión actual es si las secuencias que
se van determinando del genoma humano pueden ser patentadas o deben ser
consideradas como "patrimonio de la humanidad". Lo que
posiblemente suceda es que, tarde o temprano, como en el resto de la
sociedad, prevalezca el criterio capitalista: si puede dar ganancias
entonces debe ser patentado.
"Como resultado
de estos desarrollos, las divisiones de clases que recorren nuestra
sociedad de conjunto también lo hacen a nivel de la ciencia. La
mayoría del millón de científicos trabajando en los
E.E.U.U. forman un proletariado científico; venden su fuerza de
trabajo y no tienen control sobre el producto de su trabajo. En el otro
extremo, a lo sumo unos pocos miles forman la burguesía
científica, invirtiendo en investigación y determinando en
gran medida las orientaciones de investigación y desarrollo. En el
medio está el grupo de los profesionales pequeño-burgueses
trabajando solos o en pequeños grupos en universidades o institutos
de investigación." (Obra citada, p. 204).
• "La
producción de insumos de capital para la ciencia se ha transformado
en una importante industria: Esto incluye reactivos químicos,
aparatos, medios de cultivo, cepas estandarizadas de animales de
laboratorio e información científica. [...] La
tecnología no está orientada a encontrar la manera
más barata de estudiar la naturaleza sino a la ganancia en un
mercado específico." (Obra citada, p. 204).
A pesar de las
diversas opiniones políticas y filosóficas de los
científicos, "existe una ideología implícita
coherente que puede, con justeza, calificarse como burguesa. Ella incluye
las siguientes características:
•
Individualismo: La visión atomística de la sociedad, propia
del orden burgués, aplicada a la ciencia, afirma que el progreso es
llevado a cabo por unos pocos individuos (que casualmente somos
"nosotros"). Los científicos se ven como agentes libres
llevando a cabo de forma independiente sus propias inclinaciones. [...] El
individualismo en la ciencia ayuda a crear la creencia común que
las propiedades de una población se deducen de forma directa de las
de sus átomos (genes) de poblaciones o sociedades. Transforma
también la experiencia subjetiva de la ambición por avanzar
en la carrera en la invención del egoísmo como una ley de la
evolución 6. Un elemento crucial de la ideología
individualista es la negación de ésta.
• Elitismo: Esta
afirmación de la superioridad de una pequeña minoría
de intelectuales lleva a menudo a la creencia de que la supervivencia de
la humanidad depende de la capacidad de esa minoría de obligar al
resto de la gente a hacer lo que es bueno para ellos. Esta
inclinación está especialmente marcada en los relatos de
ciencia ficción sobre resistencia a la opresión, donde unos
pocos científicos conspiran para vencer a los dictadores."
(Obra citada, p. 204).
• Pragmatismo:
"Para los científicos, el pragmatismo significa aceptar los
límites impuestos por la mercantilización y la
especialización. Significa seguir adelante con el trabajo sin
preguntar por qué, lo que fue inmortalizado en una canción
de Tom Lehrer: "'Si los cohetes suben, ¿a quién le
importa donde caen?. Esa no es mi área', dijo Werner von Braun 7."
[...] A los ojos del pragmático, sentimientos sobre la injusticia
de ciertos aspectos de la sociedad se ven necesariamente como
ideológicos, reflejando inmadurez frente al distanciamiento del
académico." (Obra citada, pp. 206-207).
•
"Reduccionismo: La especialización del trabajo
científico [...] crea un modelo de la organización
científica que se ve como el modelo para la organización del
mundo. La naturaleza es percibida como siguiendo el diagrama organizativo
de nuestra empresa o universidad, con fenómenos similares unidos
bajo un único jefe; fenómenos distintos pero relacionados,
bajo un decano común; y hechos no relacionados como pertenecientes
a distintas facultades o ramas de la empresa." (Obra citada, p.
208).
Todo esto lleva a
afirmar a Lewontin, en otro trabajo que la "ciencia es más que
una institución dedicada a la manipulación del mundo
físico. Tiene también una función en la
formación de la conciencia sobre el mundo político y social.
La ciencia, en este sentido, es parte del proceso general de
educación, y las afirmaciones de los científicos son en gran
medida la base para tal formación. El objetivo de la
educación en general, y de la educación científica en
particular, es no sólo hacernos capaces de manipular al mundo sino
también formar nuestras actitudes [hacia éste]. Nadie vio
esto más claramente y con más honestidad que una de las
figurar políticas más conservadoras de la historia
norteamericana, Daniel Webster, quien escribió que «la
educación es una forma ingeniosa y liberal de policía
mediante la cual la propiedad, la vida y la paz de la sociedad son
mantenidas.»" (R. Lewontin, The doctrine of
DNA, Harper Perennial, Nueva York, 1991).
Los autores concluyen
su trabajo "como socialistas, no criticamos la
mercantilización de la ciencia para llamar a una vuelta a los
tiempos anteriores. Esto sería tan inútil como las leyes
antitrust, las que buscan recrear exactamente esas condiciones que
permitieron el ascenso de los trusts. [...] La mercantilización de
la ciencia, su incorporación plena al proceso del capitalismo, es
el hecho dominante para la actividad científica [...]. Como
científicos, vemos la mercantilización de la ciencia como la
causa fundamental de la alienación de la mayoría de los
científicos de los frutos de su trabajo. Ella separa las brillantes
ideas de la ciencia de los correspondientes avances del bienestar humano,
produciendo muchas veces resultados que contradicen sus propósitos
declarados. La continuación del hambre en el mundo moderno no es el
resultado de un problema intratable [..]. Sino, que la agricultura en el
mundo capitalista está directamente preocupada por la ganancia y
sólo indirectamente con alimentar a la gente. De forma similar, la
organización de la salud es directamente una empresa
económica y sólo de forma secundaria está
influenciada por las necesidades sanitarias de la población. Las
irracionalidades de un mundo científicamente sofisticado no
resultan de las fallas de la inteligencia sino de la persistencia del
capitalismo el que, como efecto secundario, también aborta la
inteligencia humana." (Levins y Lewontin, op. cit., p. 208).
Por nuestra parte,
coincidiendo en general con los planteos de Levin y Lewontin, queremos
agregar que, a pesar de la mercantilización creciente de la ciencia
y la proletarización del trabajo científico, siempre quedan
espacios para el pensamiento independiente y la creación
científica que sea capaz de cuestionar al sistema(8). Esto no
significa, sin embargo, que debamos centrar nuestra lucha en preservar esa
relativa independencia de pensamiento sin salir del dominio universitario.
Como plantean los autores, el proceso de mercantilización de la
ciencia depende del sistema capitalista y, mientras éste siga
existiendo, esos espacios se van a ir reduciendo inexorablemente. Es por
eso que la única forma efectiva de lograr desarrollar la
independencia del trabajo científico con respecto al capitalismo es
acabar con éste.
NOTAS
nota1
La forma de
evaluación tradicional y "pura" de la producción
científica es la evaluación por los pares, es decir, por
científicos de la misma área.
nota2
Un ejemplo
clásico fue el enfrentamiento entre Newton y Leibnitz, cuando el
capitalismo estaba aún muy lejos de inficcionar a la ciencia,
reivindicando la invención del cálculo infinitesimal.
nota3
Es interesante que
James Wible, un economista neoclásico, propuso en un
artículo en la revista Philosophy of the Social Sciences de marzo de 1992,
una interpretación del fraude científico basada en los
modelos neoclásicos donde el científico tiene una
"función de producción" y calcula los beneficios y
riesgos asociados al fraude.
nota4
En las ciencias
experimentales es habitual que los artículos sean firmados no
sólo por sus verdaderos autores, sino también por los jefes
de los laboratorios. Por ejemplo, el propio Baltimore, firmó
más de cien artículos entre 1986 y 1990.
nota5
Si bien citamos
literalmente, entendemos, por lo que sigue, que los autores se refieren a
la fuerza de trabajo
científica y no al trabajo
científico.
nota6
Hoy día, una
buena parte de los biólogos evolucionistas explican el
comportamiento individualista y egoísta del individuo en la
sociedad capitalista como debido a que todos tenemos "genes del
egoísmo" que es lo que permitió y permite la
evolución. Intentar cambiar ese comportamiento -y por supuesto la
sociedad capitalista- resultaría entonces una utopía.
nota7
Werner von Braun fue el experto que desarrolló, bajo la
Alemania nazi, los misiles V2 que fueron arrojados sobre Londres. Luego de
la guerra pasó a trabajar para los Estados Unidos y fue uno de los
iniciadores de su programa espacial.
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libro de levins y lewontin al q se hace referencia: http://goo.gl/5aseK
texto completo extraido de: http://goo.gl/wTV0
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