[Todos] A 9 años de los asesinatos de Darío y Maxi...

Colectivo desde el Pie elcolectivo en de.fcen.uba.ar
Dom Jun 26 19:33:36 ART 2011







A 9 años de los asesinatos de
Darío y Maxi...







Mientras  el gobierno nacional conmemora el asesinato de
Darío y Maxi reprimiendo  a los docentes de Santa Cruz mediante sus
patotas de la UOCRA, de la  Cámpora y utilizando a la
infantería junto con los carros hidrantes, aquellos que nos
reconocemos compañerxs y hermanxs de Darío y de Maxi los
recordamos, homenajeamos y continuamos su lucha.
El  Colectivo desde
el Pie responsabiliza a los gobiernos de Duhalde y de  Kirchner por el
asesinato de Darío Santillán y de Maximiliano Kosteki el  26
de Junio de 2002 y mantener en libertad o
-peor aún- hacer parte de su gestión a los responsables
penales y políticos de dichos crímenes.

Identificados por Alberto Santillán, padre de
Darío: "el ex presidente
Eduardo Duhalde y actual candidato a
presidente; el ex gobernador Felipe Solá,actual diputado nacional y
precandidato presidencial del Peronismo Federal; Juan José
Alvarez, ex secretario de Seguridad de Duhalde y actual diputado nacional
en alianza con el kirchnerismo; Jorge  Vanossi, ex Ministro de
Justicia de Duhalde y ex diputado nacional por  el macrismo; Carlos Soria,
ex jefe de la SIDE durante el gobierno de  Duhalde, actual intendente de Roca,
y candidato a gobernador de la provincia de Río Negro por el
peronismo; Alfredo Atanasof, ex Jefe de
Gabinete de Duhalde y actual diputado nacional
por el Peronismo Federal; Oscar Rodriguez, ex Vice Jefe
de la SIDE, nombrado por Néstor
Kirchner en el año 2008 consejero en la embajada argentina en
Uruguay; Jorge
Matzkin, ex Ministro del Interior yactual operador
político del Peronismo Federal y empresario de medios en la
provincia de La Pampa; y  Aníbal
Fernández, ex Secretario General de Presidencia durante el 
gobierno de Duhalde, encargado tras el asesinato de Darío y Maxi de
 “embarrar la cancha” y deslindar responsabilidades del
gobierno frente a  los medios, y actual Jefe de Gabinete del
gobierno de Cristina Fernández de Kirchner."




A modo de homenaje,
compartimos con uds las siguientes palabras:










¡Gritá, hermano!



Ahora
maneja un tren. 

Un  tren que funciona por necesidad. Un tren
que, a modo de combustible,  usa desprecio. Desprecio que llueve.
Desprecio que, como la lluvia, cae  de arriba. Un tren que parte para
volver. Un tren que vuelve. Que  siempre
vuelve.

Sale  de su estación todos los
días. Su estación, que la usa pero que no es  suya. Sale
todos los días de Avellaneda a buscar un sueño. Un horizonte
 horizontal. Va, lo busca, lo trabaja, lo encuentra, lo mira, se llena 
los ojos, se hace uno con ese sueño, camina ese sueño, baila
ese sueño. 

Y  vuelve. Vuelve, para pintar de realidad
ese sueño que va a buscar.  Porque el final del camino que camina
es el mismo camino que camina.

Y vuelve. Insiste en volver. No abandona.
Siempre vuelve. Siempre elige volver.

¿De  dónde viene? ¿De
dónde venís, Darío? No te gusta el arriba
Darío, vos  sos amigo del abajo. Darío baja de la Torre. No
te gusta el arriba  Darío. Vos en vez de subir, bajaste.
Darío que buscaste la Fe. Un sueño  feliz, la fe de que se
puede dar vuelta. Un sueño feliz, que canta sobre  un arriba
nervioso, sobre un abajo que se mueve. 

Darío,  que no enseña,
enseña que no se sube a predicar al monte. Darío que se 
rebela. Darío que no enseña, se ensaña y la
saña que enseña es seña, y  la saña que
enseña es señal. 

Porque  en vez de subir, baja al monte.
Darío baja a Monte Chingolo. Darío que  baja a tierra.
Darío que sabe que es tierra. Darío que toma la tierra  que
nos fue negada. Que la usa pero que no es suya. Darío que toma la 
tierra que nos fue negada. 

Para  nosotros, el presente y el futuro
negados. Para nosotros, el ser-otro,  el ser-negado, Para nosotros el no
comer. Para nosotros el no-ser  reconocidos. Para nosotros el no ser. Para
nosotros el no existir.

Gritá hermano. Sacate el miedo
gritando, decía Darío
entonces.

Y  basta un solo gesto. Un único
gesto que niega la negación. Niega la  otredad del otro, lo hace
no-otro para volverlo uno. Darío le devuelve a  Maxi el ser que le
fue negado. Maxi vuelve a ser porque es-reconocido  por ese otro que ya no
es otro porque se volvió uno con él.


Darío  no
abandona. Darío vuelve. Darío elige volver, deja de ser-uno
para  ser-todos, quiebra la cárcel individual que le tejió
la noche. Darío  termina su metamorfosis, rompe el
caparazón, emerge hombre nuevo. Porque  está visto -y
Darío que no enseña, lo enseña- que no
necesitó esperar  al final del camino para hacerse nuevo, para
hacerse de nuevo.  

Porque el final del camino era el mismo
camino que caminaba.

Con  los 21 años que había
cumplido hubo de alcanzar la mayoría de edad. Y  se hizo grande. Se
hizo tan grande que se volvió gigante. Tan grande que  se
volvió inmortal.

Darío  elige volver en la
expresión más grande, más sublime de la propia 
libertad. Darío que elige la vida, encuentra la muerte,
Darío que elige  su muerte, elige la libertad. Darío que por
amor a la vida, encuentra la  muerte. Darío que encuentra la
muerte, se hace inmortal. La noche que  anhela su muerte. Muerte con eme
de milico, muerte con eme de mierda.  Esa muerte que siempre quiere
más muerte. Una muerte que, sin embargo,  lo hace vivir para
siempre.

Los  seres de la noche que necesitaban
mostrar un ejemplo aleccionador. ¿Lo  logran? Lo logran. Porque
Darío, que no enseña, sigue enseñando una 
lección, su lección. Darío que es cada vez más
ejemplo. Que inspira  otros ejemplos. Y sigue enseñando. Se
ensaña en seguir enseñando ese  mundo que ensueña. La
noche que le roba la vida, no hace más que  liberarla en un
resplandor de luz. Luz eterna que se eterniza. Luz para  seguir iluminando
de abajo para arriba.

Y  vuelve. Insiste en volver. No abandona.
Siempre vuelve. Siempre elige  volver. Para nosotros, el futuro negado.
Para nosotros el futuro  infinito.

Ahora  maneja un tren. Un tren que funciona
por necesidad. Un tren que, a modo  de combustible, usa desprecio.
Desprecio que llueve. Desprecio que como  la lluvia, cae de arriba. Un
tren que parte para volver. Un tren que  vuelve. Que siempre
vuelve.

Sale  de su estación todos los
días. Su estación, que la usa pero que no es  suya. La
estación Darío y Maxi. Sale todos los días de
Avellaneda a  buscar un sueño. Un horizonte horizontal. Va, lo
busca, lo encuentra, lo  mira, se llena los ojos, se hace uno con ese
sueño, camina ese sueño,  baila ese sueño.


Y  vuelve. Vuelve, para
pintar de realidad ese sueño que va a buscar.  Porque el final del
camino que camina es el mismo camino que camina.


Y  cuando llega el tren
que maneja Darío los pibes sonríen y sus madres,  humildes,
les dicen al oído: Ese es Darío. Darío maneja un
tren. La  noche se lo quiso llevar. Pero el tren de Darío siempre
se burla del  túnel, que no lo puede atrapar. Siempre le escapa a
la noche. Darío  vuelve para enseñarnos qué hay
atrás del arcoíris.

Gritá,  hermano. Sacate el miedo
gritando. La única lucha que se pierde es la  que se abandona,
decía Darío. Darío decía y todavía nos
dice. Decía y  nos sigue diciendo. Decía y dice cada vez
más fuerte. Decía a gritos.  Gritá. Gritaba a gritos.
Y con él todos gritamos. Y lo seguimos  haciendo. Y él
grita, hermano. Y sus hermanos gritan con él. Y él grita 
con sus hermanos. Que somos todos
nosotros.

Que somos todos Darío
Santillán.









 


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