[Todos] Queremos ver a Daisy, o del suplicio a la cultura.

[Florencia Campetella]

Daisy. Venimos a ver a Daisy (1). No, no puede pasar, espere afuera. Dos
días antes recibo un llamado telefónico, era un amigo invitándome al recital
que Kevin Johansen daría en el Museo de Arte Latinoamericano (MALBA). Yo
quería cantar junto a Daisy, así que sin pensarlo dos veces le dije que sí.
Pero ahora, en la puerta del Museo, no me dejaban entrar.

"Siempre pasa lo mismo con los espectáculos del MALBA, sobrevenden las
entradas. Pagan el seguro por 250 personas y estoy seguro que ahí adentro
hay por lo menos 270, Dios quiera que no pase nada," decía uno de los
guardias de seguridad del museo. No estaba sólo yo, eramos alrededor 20
personas a quienes los guardias de seguridad no dejaban entrar. Nosotros
teníamos nuestra entrada; es más, dìas el diario La Nación, organizador del
evento, nos había llamado por teléfono para confirmar las localidades.

Luego de nuestra insistencia aparece una promotora del evento: "lo único que
podemos hacer es ponerlos en la lista para las fechas que vienen," informó
la señorita. Pero a nosotros, que habíamos viajado para ver a Daisy, no nos
iban a conformar con otros platos. Mientras discutíamos inutilmente con la
promotora, unas chicas se acercan a la entrada del museo y piden hablar con
un empleado del lugar. Con nuestros ojos vemos como este grupito de chicas
entra rápidamente al recital mientras nosotros permanecíamos afuera.
"Tampoco es cuestión de suplicarles", dijo una de las señoras con su entrada
en la mano mientras daba media vuelta para irse a su casa.

Cuento esta historia no desde el resentimiento "por no pertenecer", sino
desde otro lugar, desde un lugar que se cuestiona por qué, una y otra vez,
las actividades culturales en la Ciudad de Buenos Aires parecen estar
destinadas a unos pocos, para los *amigos de. *Donde unos pocos acceden y
otros... se quedan afuera. Donde la cultura parece ser el consumo de unas
300 personas, y no una construcción colectiva. Éste podría haber sido un
evento aislado: sobrevendieron las entradas y no alcanzó el lugar para
todos. Un desafortunado error en la organización. Pero no fue así.
Investidos del poder que les da *estar del otro lado* ellos decidían quién
entraba y quién no. ¿Hubiese sido otra la historia si nos dejaban entrar?
Posiblemente para nosotros esa noche sí, pero ¿qué hay de toda esa gente a
la que dejan afuera en la Ciudad de Buenos Aires todos los días? Esa gente,
que como yo, existe, tiene un nombre y apellido. A esa gente, Mauricio Macri
desde hace 4 años viene diciéndoles: "No. ustedes se quedan afuera", al
recortar por ejemplo el presupuesto de los centros culturales barriales al
50%, al disminuir el presupuesto de las escuelas públicas. No es un hecho
aislado, es la política que eligen seguir.

Pobre Daisy, ella sigue insistiendo, aún no entendió que ya está afuera (2).

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(1) http://www.musica.com/letras.asp?letra=890541
(2) *Periodista:* ¿Aceptaría jugadores gay en el equipo?



*Macri:* No se me ha presentado la situación. Es una situación complicada.
Es una enfermedad, no es una persona ciento por ciento sana.



*Periodista:* ¿Realmente cree que es una enfermedad?



*Macri:* Si, por supuesto, es una desviación.



*Periodista:* Pero la OMS no la incluye en su listado.



*Macri:* Mi opinión es que es una desviación no deseada.



*Periodista:* Creer que es una enfermedad es una idea bastante antigua.



*Macri:* ¿Qué quiere que le haga? Yo le tengo que decir lo que pienso. Y,
¿Qué voy a pensar? ¿que lo que hacen está bárbaro? ¿Usted festejaría que su
hijo fuera homosexual? Por favor. El mundo nos ha hecho para que nos
juntemos con una mujer. ¿Por qué nos vamos a juntar con un hombre? Está bien
que es más cómodo. Se puede ir a jugar al tenis y después se puede ir a…
Todo con el mismo tipo. Pero, por favor!!! (PÁGINA/12)
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