[Todos] Osvaldo Bayer
Pinna, Edgardo Mateo
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Mie Mar 19 19:37:47 ART 2008
Contratapa | Sábado, 15 de Marzo de 2008
De Sarmiento a Luis Palau
Por Osvaldo Bayer
Se iniciaron las clases. Recuerdos llenos de nostalgia. La verdadera entrada
al escenario de la vida. A la formación social. Abrir la primera página del
libro para ingresar en el misterio de la existencia. Primer día. La maestra
que abre el telón a las imágenes de la búsqueda infinita. Primer peldaño, de
la mano, para subir la escalera de los sueños. El deber ineludible de la
escuela. Un deber firme y pleno de nobleza. Comenzar a descubrir dónde las
sociedades se equivocaron. Y una inexorable y hasta cándida búsqueda, sí, de
cuándo fue que nos equivocamos. Por qué, en el caso argentino, por ejemplo,
hubo una historia de tanta crueldad que presenta hoy esta tierra de los
campos inmensos plenos de semillas, con pobreza, villas miseria, violencia
interminable, delitos al por mayor y discusiones sin fin sobre nombres y no
sobre valores.
En esta ciudad de Buenos Aires, el comandante Macri ordenó –a través de su
secretario de Educación, Mariano Narodowski– que a partir de este año es
"obligatorio" –repito, obligatorio– entonar, en todos los actos de las
escuelas porteñas –repito, en todas las escuelas– el Himno a Sarmiento.
Himno. Letra con música de marcha. Donde se endiosa a un hombre. Se lo hace
aparecer como el ser sin mácula a quien le debemos todo. La letra nos dice
claramente del culto, del endiosamiento, de la deshumanización del
personaje: "Gloria y loor. Honra sin par/ para el grande entre los grandes.
Padre del aula, Sarmiento inmortal. Gloria y loor, honra sin par".
¿Por qué se enseña así el endiosamiento, la devoción sin crítica, la
veneración de una persona, la idolatría?
¿Por qué no se comienzan las clases con una canción que nos hable de las
cosas bellas de la Tierra, del amor entre los seres humanos, de los
paisajes, de la gente? ¿Por qué no una canción de salutación y
agradecimiento a los docentes, no de obediencia y alabanza a jerarquías,
sino a lo que importa para lograr la paz: a los que nos guían desde niños de
la mano hacia la sabiduría, que quitan los escollos contra el ansia de
saber? ¿Por qué en vez de endiosar a una figura que tuvo cualidades, sí,
pero también muchos defectos, agresiones y expresiones profundamente
racistas, no se propone que cada escuela haga su propia canción y no un
himno a una persona? Canción que hable de la vida, del barrio, del paisaje y
de los sueños y no de tal o cual personaje del poder. Canciones y no himnos,
canciones con ritmos de cada región, con ecos de cada paisaje distinto. Que
nos hablen de la alegría y de los sueños compartidos de las comunidades.
Pero
nunca el culto a las denominadas personalidades.
Nadie puede negar los méritos de Sarmiento con respecto a la enseñanza. Pero
no hay que disimular sus arranques racistas contra el indio y el gaucho y su
crueldad con respecto a la guerra al Paraguay y a la siembra del odio entre
los argentinos durante las guerras internas de facciones. Y su enseñanza
sólo para el "progreso", ese progreso que fue para pocos y para la
explotación del hombre y la naturaleza.
No hay que olvidar nunca ese lema de Sarmiento: "No ahorrar sangre de
gauchos". Ese, su odio ancestral hacia lo autóctono. Su fervor por lo
norteamericano. Ya lo escribió Juan Bautista Alberdi, citado por Arturo Sala
en su profunda obra de investigación "La razón maligna en la Argentina"
–obra por editarse–, que "En la moral de Sarmiento el asesinato y el robo no
son crímenes cuando son hechos en su servicio y en su provecho". Aclaremos
que tal vez "en su servicio y en su provecho" quería decir que en pos de sus
ideas, Sarmiento creía en el verdadero progreso. Pero en el caso de la
Etica, que debería ser el fundamento principal de la política, tiene el
mismo significado. También el "progreso" que nos trajo Roca costó la vida y
la esclavitud de miles de seres. Todo lo contrario de lo que ansiaban los
hombres de Mayo.
Es el mismo Alberdi el que va a denunciar la extrema crueldad de Sarmiento
en el asesinato del Chacho Peñaloza, allí dice: "Con todos los recursos del
gobierno de San Juan y del gobierno nacional, Sarmiento no pudo vencer al
héroe popular de La Rioja, cuyo poder consistía únicamente en la adhesión
libre de su pueblo. Sarmiento lo hizo asesinar. Sarmiento se ha jactado de
esa hazaña y ha hecho ascender de su grado militar al asesino. Para
justificar ese crimen, Sarmiento ha calumniado al Chacho, hasta presentarlo
como un simple bandido calamitoso". Sarmiento confirma su crueldad en carta
que le escribe a Mitre el 18/11/63: "He aplaudido la medida, precisamente
por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a
la expectación, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses".
En su libro, el profesor Sala describe minuciosamente el profundo racismo
vigente en la Argentina, en forma abierta, con Roca y Sarmiento y tal vez
algo solapado hasta el presente. Para finalizar este aspecto citaremos de
nuevo a Sarmiento, quien diferencia así a la América del Norte de
Latinoamérica: "Mientras los ingleses tuvieron en Norteamérica hembras
anglosajonas, conservando pura su psicología al conservar la pureza de su
sangre, los españoles se cruzaron con mujeres indígenas, combinando sus
taras psicológicas con las de la raza inferior. Los yanquis son europeos
puros, los hispanoamericanos están mestizados con indígenas y africanos,
guardando la apariencia de europeos por simple preponderancia de la raza más
fuerte".
Bien, esto define todo.
Sarmiento contrató a maestras norteamericanas para que nos enseñaran esa
civilización que terminó con los sioux y los pieles rojas con el fusil
Remington. Igual que nosotros, ya que Roca prefirió también el Remington
para su "conquista del desierto". Y ahora hay un proyecto para que los
argentinos levantemos un monumento a las maestras norteamericanas que
contrató Sarmiento. Creo que no es justo esto, ya que esas damas vinieron
contratadas y bien pagadas. Y que el monumento tendría que ser para nuestras
maestritas rurales, aquellas que les enseñaron y les siguen enseñando a
nuestros queridos niños a leer y escribir. Yo he conocido a muchas de esas
maestras de los lugares más alejados y más escondidos. Nombraré a una de
ellas: Hurí Portela, que enseñó casi toda su vida en Los Antiguos. Sí, ahí,
en el extremo sur argentino. Y que no sólo enseñó a leer y escribir a los
niños, allá en ese paisaje, sino también les enseñó a
plantar flores, verduras, árboles y el trigo. Hurí Portela fue detenida
durante la dictadura de la desaparición de personas, por supuesto, por
sospechosa de enseñar tanto. Esas maestras trajeron el progreso que no puede
ser otro que el ansia del saber y el cuidado de esa maravillosa presencia
que es la naturaleza que nos rodea.
Macri quiere que nuestros niños canten en los colegios: "Gloria y loor, para
el grande entre los grandes. Sarmiento inmortal". Al mismo tiempo, Macri da
la avenida 9 de Julio a Luis Palau, el evangélico pentecostal, amigo
personal de Bush, para que nos hable de su dios. Yendo al subtítulo del
Facundo de Sarmiento: "Civilización y Barbarie". Nos preguntamos ahora:
¿Barbarie y Civilización? ¿O Civilización y Barbarie? Empezamos hace un
siglo y medio con la civilización de Sarmiento y terminaremos en la
civilización de Luis Palau? ¿Y si quedamos, al fin, en la barbarie, pensando
en Bush?
------------ próxima parte ------------
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