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Políticas de Estado polest en gmail.com
Mar Mar 4 10:13:08 ART 2008


*Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología (CyT)
       Con la adhesión de más de 1.600 Personas y 89 Instituciones (ver en
www.saic.org.ar , difusión, política científica, propuesta de política de
Estado en CyT).

CIENCIA - TECNOLOGÍA - SOCIEDAD

Difundimos el artículo "Una brújula posible para hacer ciencia hoy en la
Argentina" publicado el 25 de febrero de 2008 en el diario Clarín, de Buenos
Aires. El mismo es una reflexión sobre distintos aspectos del ámbito Ciencia
-Tecnología - Sociedad.

Su autor, el Dr Alberto Kornblihtt, es un investigador en el área de
Ciencias Biológicas que trabaja en la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales de la Universidad de Buenos Aires (ver abajo).

A continuación, el artículo:

**"Una brújula posible para hacer ciencia hoy en **la Argentina"*

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"*A la ciencia, piloto de la industria, conquistadora de enfermedades,
multiplicadora de cosechas, exploradora del universo, reveladora de las
leyes de la naturaleza y eterna guía hacia la verdad*".



Este lema, que fue acuñado el siglo pasado por el astrónomo G. E. Hale, en
parte responde a una de las preguntas más polémicas sobre la actividad
científica de nuestro país. ¿Debe la Argentina, un país con altos índices de
pobreza pese a ser rico en recursos, fomentar la investigación básica? ¿Los
científicos argentinos debemos investigar sólo guiados por el afán de
descubrir o las investigaciones deben orientarse a resolver problemas
acuciantes de nuestra sociedad? ¿Es la investigación científica una
actividad cultural como las artes o una herramienta tecnológica cuyos
resultados deben derivar en productos o servicios?

Desde ya adelanto mi respuesta: la Argentina no puede darse el lujo de no
hacer ciencia básica, justamente porque tiene aún muchos problemas que
resolver. ¿Cómo es esto? Hay quienes defienden la investigación básica
argumentando que la distinción entre básica y aplicada no existe, que hay
una sola ciencia, que se divide en buena o mala según su calidad. Aunque a
veces lo usé, nunca me convenció ese argumento.

Prefiero reconocer la existencia de los dos tipos de ciencia y entender que
están relacionadas dialécticamente, que no existe una sin la otra. Que la
ciencia es a la vez piloto de la industria y camino a la verdad;
multiplicadora de cosechas y reveladora de leyes naturales.

Así como la luz es a la vez partícula y onda, la ciencia tiene esas dos
caras. El motor de la curiosidad es tan poderoso como la necesidad de que lo
que se busca tenga utilidad. Más aún, pienso que la propensión a develar
misterios y descubrir es inherente a la condición humana. Quizás lo sea a la
condición animal.

No se la puede reprimir. ¿O es que vamos a reprimir estudiar los dinosaurios
de la Patagonia, la tectónica de placas que forma los Andes, la historia
medieval o el origen de los rayos cósmicos porque no parecen tener una
aplicación inmediata ni resuelven problemas sociales? No podemos dejar que
las leyes naturales las descubran los países del Norte y que nuestro papel
quede relegado a la búsqueda de lo aplicado, o peor, a la mera aplicación de
lo ya conocido. Si lo hiciéramos, fracasaríamos estrepitosamente por haber
desdeñado el poder de la investigación básica de generar una forma de pensar
crítica, rigurosa, donde no cabe el dogma, la fe ni el principio de
autoridad para sustentar un argumento. La ciencia básica nos entrena para
resolver problemas y no para aplicar recetas.

Las características mencionadas están en las raíces profundas comunes a las
ciencias "naturales" y a las "sociales". Ambas se nutren de la observación y
el análisis crítico de una fracción recortada de lo que nos rodea. En ambas
debemos reconocer la presencia de nuestra subjetividad (deseos, prejuicios,
afectos, ideología) y cuidarnos de que no influya desmedidamente sobre
nuestras conclusiones. Pero sobre todo debemos celebrar la capacidad de
nuestra especie de razonar encadenando argumentos y llegar a conclusiones
fundamentadas, en lugar de librar una estéril batalla entre las ciencias
sociales y las naturales como la desatada recientemente frente a un
comentario del flamante ministro de Ciencia y Tecnología Lino Barañao.

Este había dicho con ironía en un medio que algunas investigaciones en
ciencias sociales le parecían "teología". Esto llevó a prestigiosos
investigadores sociales a manifestar su enojo a través de decenas de
artículos en distintos medios.

Desde el lado de las naturales, quiero decirles a mis colegas de las
sociales que algunas investigaciones en nuestras disciplinas también parecen
teología, que en todas partes se cuecen habas, y que en todo caso la primera
en ofenderse debería haber sido la Iglesia, por el uso peyorativo del
término teología.

Ningún investigador "duro" dejará de reconocer el carácter científico ni la
validez de las propias metodologías de las ciencias sociales. Sobre lo que
naturales y sociales debemos estar conjuntamente alertas es sobre el avance
de la pseudociencia, la superchería y el dogma disfrazado de razón.

Gracias a la ciencia básica los científicos argentinos sabemos hacer
vacunas, medicamentos, organismos transgénicos, reactores nucleares,
biosensores, software de computadoras. Sabemos estimar contaminaciones e
impacto ambiental. Evaluar el estado de los suelos y de la atmósfera, medir
la riqueza biológica y mineral de nuestros ríos, mares y montañas. Podemos
conocer el impacto socioeconómico del monocultivo de soja así como las
raíces histórico-económicas de nuestra injusticia social.

Tenemos expertos en casi todas la áreas. Lo hemos aprendido en las
universidades nacionales públicas de magros presupuestos y en los centros de
investigación estatales del CONICET, INTA, CONEA. El problema es si la
aplicación de todo este conocimiento va a estar únicamente orientada hacia
la industria privada, o si el Estado decidirá utilizarlo para asumir un
papel independiente del mercado que genere bienes y servicios a bajos costos
para los sectores más necesitados.

Entonces el problema saldrá del área de la decisión individual del
investigador entre hacer ciencia básica o aplicada y se ubicará en el
terreno de las decisiones políticas del Gobierno. Un ejemplo de esto último
sería impulsar la producción pública de medicamentos y la fabricación de las
vacunas obligatorias que hoy se importan.

La creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología es un hito positivo en la
historia de la ciencia local que puede ser comparado con la creación del
CONICET hace medio siglo. Entre las tareas del nuevo ministerio estará la de
llegar al ansiado 1% del PBI (hoy nos encontramos en un 0,4%) para el
presupuesto de CyT.

Para ello el Gobierno deberá aumentar el presupuesto genuino del área ya que
hoy la mayoría de los fondos destinados a la promoción no provienen del
presupuesto nacional sino de un crédito del Banco Interamericano de
Desarrollo. Estos créditos imponen condiciones y además hay que devolverlos.
El actual 0,4% no sólo nos ubica debajo del porcentual asignado por EE.UU.,
Unión Europea, China y Japón, sino también a la zaga de algunos de nuestros
vecinos latinoamericanos. Pero quizás lo más importante es que nos ubica muy
por debajo de nuestras capacidades reales y de la excelente preparación de
nuestros jóvenes.

En efecto, pese a las medidas de jerarquización de los últimos 4 años, los
montos de nuestros salarios y becas siguen siendo bajos tanto a nivel
internacional como interno. Una manera de generar fondos estatales
específicos debería ser un impuesto especial a las empresas farmacéuticas
multinacionales que no invierten en investigación en nuestro país, pero se
llevan la parte del león por la venta de medicamentos importados.

Por último, una reflexión referida a la enseñanza de las ciencias. Por
sugerencia de una comisión nacional convocada por el Ministerio de
Educación, 2008 ha sido declarado el año de la enseñanza de las ciencias.
Para que no quede en lo meramente declarativo, la comisión recomendó
destinar presupuestos para mejorar la enseñanza de las ciencias en las
educaciones inicial, primaria y secundaria y fortalecer los institutos de
formación docente.

El fundamento es que la enseñanza de las ciencias no sólo sirve para
despertar inquietudes de futuros investigadores, sino que es importante para
la formación ciudadana, para la adquisición de una opinión pública informada
y para fomentar el pensamiento crítico.

Los científicos podemos hacer mucho en este sentido. Quizás sea una de las
mejores maneras de ser útiles a nuestra sociedad, saliendo de nuestra torre
de marfil. Después de todo, debo confesarlo, me importa más el compromiso
social del científico que la importancia social de su tema de investigación.




Autor:* Dr. Alberto Kornblihtt* (Biólogo Molecular - Profesor Titular de
la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA - Investigador Superior,
CONICET).

Artículo en la web, click en:
http://www.clarin.com/diario/2008/02/25/opinion/o-01901.htm



*Entrevista con el Dr Barañao*

El 5 de febrero de 2008 solicitamos una entrevista al Ministro de CyT, Dr
Lino Barañao, con el fin de intercambiar ideas acerca de las políticas CyT a
implementar, y cuyos puntos a tratar difundimos entre el 5 y 6 de febrero de
2008.

Estamos a la espera de la respuesta del Ministro.
**
**
*Nota:* para incorporar su mail al listado de difusión del Grupo de
Gestión, solicitar su remoción de la lista, o comunicarse con el
Grupo, enviar mail a grupogestion1 en yahoo.com.ar . Si Ud no recibe algunos
de los textos que difundimos, puede verlos en:
www.grupogestionpoliticas.blogspot.com
         **
*Cordialmente,* Grupo de Gestión:
Airaldi MG - Alonso-Romanowski S - Arnozis P - Bibiloni AG - Cid JA -
Cravero C - De Filippo J - Denzoin LA - De Sousa Frade S - Estébanez ME -
Fernández Lahore M - Fiamberti H - Fossati CA - Franchi AM - Furnari JC -
Gadaleta P - Gaggioli N - García AP - Ghilarducci A - Giordano M - Gubertini
MT - Hermida EB - Hozbor D - Ielpi L - Iriondo M - Isturiz MA - Jasnis MA -
Lamberti Y - Landoni MF- Lemos DR - Manghi M - Milana JP - Nonzioli AC -
Otero AM - Palermo M - Pérez O - Poderti A - Ravelo A - Rearte B -
Recavarren MI - Rodríguez ME - Rofman A - Sabbatini ME - Sasiain MC -
Schattner M - Yantorno O.

*Este texto se difunde a:* Presidencia de la Nación, Jefatura de Gabinete,
Ministerios de Educación, Salud, Defensa, Cancillería, Ciencia y Tecnología,
Ministerios de Salud Provinciales, ANMAT, Diputados y Senadores Nacionales,
Legisladores y Funcionarios Provinciales y C.A.B.A., Academias Nacionales,
Instituciones del Sector CyT (INTA, INTI, CNEA, CONICET, SEGEMAR, CONAE,
CITEFA, INIDEP, SENASA, INA, ANLIS-Malbrán, UTN), Facultades de
Universidades Nacionales, ONG, Laboratorios de PPMV, etc)
------------ próxima parte ------------
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