[Todos] Rutas neuquinas

andal en ege.fcen.uba.ar andal en ege.fcen.uba.ar
Mie Abr 11 12:47:10 ART 2007


Esto me llegó en un mail. Vale la pena tomarse unos minutos y leerlo.
Andrea Alberti


Rutas neuquinas

La gente los mira pasar y se pregunta quiénes son. Qué hacen esas personas
caminando detrás de un camión por el medio de la estepa patagónica. La
gente se pregunta qué habrán hecho para andar bajo el sol, cortando en
tajos la tarde y las madrugadas. Qué cosa extraña los lleva a seguir
adelante ahora que llueve y se tapan con una larga lona y lo que es más
extraño, ríen.

¿De qué se ríen?, ¿ por qué bailan?, ¿por qué el camión lleva la música en
lugar de llevarlos a ellos?

Son maestras y maestros que han decidido trasladar al tranquito su
protesta, convencidos que esa ruta es la correcta, seguros de estar en
este viaje con las cosas necesarias.

Caminan detrás del camión que podría cargarlos, pero en lugar de subir
ellos han puesto otras cosas importantes como la música o el agua, y un
micrófono que irán agarrando Chato o Cali desde el que avisarán que el
futuro tiene un dulce nombre y que estamos a tiempo.

Van sobre una delgada capa de desierto que recubre apenas un gigantesco
inframundo de petróleo.

Recién me doy cuenta: la mayoría de los camiones que cruzan a este otro
tan descamionado, son de los que transportan justamente los fluidos del
subsuelo.

Van los caminantes armando una rastrillada que se hace pequeña zanja al
principio. Pasando las horas los pies se vienen negros, de a poco se van
hundiendo en este suelo todo un pozo, hasta quedarse sucios.

Los caminantes son trabajadores de la educación de Neuquén del sindicato
Aten, que van sobre un campo de petróleo a pedir que las escuelas puedan
funcionar, a exigir escuela pública en condiciones para todos, a pedir
salarios dignos.

La gente que conoce a estos gobernantes tiene dudas de que su reclamo sea
escuchado, pero comienzan a entender de a poco todo, incluso la risa y la
alegría. Estos trabajadores van riendo y cantando porque tienen razón.

Tienen razón.

Merecen que el salario les alcance y caminan sobre la capita de suelo que
apenas tapa el petróleo pero no tapa la injusticia.

Como educadores saben que la mejor manera de enseñar es sembrando una
pregunta, y ellos todos son una pregunta caminando por el desierto picado
de pueblo. Por Cutral Có, del mapuzungún Kitral Có es decir fuego y agua,
o petróleo como venga mejor.

En la época del email y los mensajitos por teléfono, para hacer escuchar
un reclamo nada ha cambiado. Las injusticias se avisan caminando como en
el choconazo, o saliendo a la ruta como en las puebladas.

Está buena la ruta.

En apenas cinco días recorren los doscientos kilómetros y aunque son
15.000 los compañeros entrando a Neuquén, el gobierno no atiende a la
visita, le da vuelta la cara con desprecio y mala educación.

Unos días mas tarde comienzan los piquetes. Entre los viajeros que ven
interrumpido su camino hay algunos decididamente solidarios, otros que
ponen en marcha sus preguntas sobre este país tan vasto y cruzado de
problemas, y otros que no encuentran entre las categorías de pensamiento
que manejan, nombre para lo que ven. Estos últimos acomodan la situación
hasta convertirla en algo que es para ellos un asunto posible: “ustedes no
son profesores”, afirma una joven que baja de un auto que parece un ovni,
y eligiendo a uno le busca los ojos y dice “vos sos un cabeza que está
aquí por un chorizo”. El “cabeza”, un profesor de literatura de Zapala, la
mira y recuerda de ese libro de Salinger que le gusta leer con sus
alumnos, la parte que el profesor se esfuerza por hacer entender algunas
cosas al muchacho que lo visita en su casa y que mientras le habla y le
habla, el otro que ve desde la ventana el lago congelado piensa: “donde
irán los patos en invierno”.

El ovni, aunque no se lleve con su raza, espera las dos horas detrás de la
barricada de gomas y palos, y levanta vuelo bastante más torpe que el
Chevrolet 400 cuyos ocupantes chacareros, supieron compartir este mismo
rato los mates y el afecto.

Pasó la caminata, pasan los piquetes pero no hay ningún modo de entenderse.

Cuando las maestras y maestros hablan de sus sueños, del lado del gobierno
hablan de negocios. Entonces aunque el tema sea el mismo, el tratamiento
que le da cada uno los vuelve asuntos diferentes.

Para el gobierno la escuela y la política toda, es una PIME; un boliche
que todavía y mientras duren colgados, les dará ganancias.

Vuelven los piquetes, porque el que tiene razón lo asiste la serena
convicción y alegría de estar haciendo lo correcto, pero ahora algo en el
negocio de los eternos candidatos comienza a romperse y entonces, contra
los que caminan y esperan, arrancan los gases y los tiros.

Un proyectil del tamaño de una cartuchera explota contra la cabeza de
Carlos Fuentealva, un querido profesor de química que en un segundo
desparrama sus conocimientos junto a la alegría de lo bien que van los
pibes de tercero, sobre el asfalto de Senillosa.

La radio ahora exagera diciendo que el compañero se debate entre la vida y
la muerte, aunque todos sabemos que en un debate se escuchan las dos
partes y aquí el proyectil que estalló en el cráneo, tiene la palabra.

Cuando hay un crimen hay un criminal, aunque las responsabilidades
intenten disolverse entre voces de mando y obediencias debidas. Otra vez.

Che, Sobisch, asesino, cobarde, ¿a cuántos más de nosotros pensás
chuntarle un tiro?

¿Cuántos muertos te parece que hacen falta para que tengas razón de alguna
cosa?

La gente que los mira pasar ya sabe quienes son. Los nombres de algunos
van a pintar la casa de gobierno pidiendo audiencia a la justicia. Así
como un día apareció escrito el nombre de Teresa, “Teresa Rodríguez,
culpable de estar ahí”.

Esto va a ser así todas las veces, todo el tiempo, siempre.

Hasta que haya justicia.

Porque como nos dice Freire reflexionando sobre la fatalidad: las cosas no
son así, están así (y las vamos a cambiar).


Rafael Urretabizkaya
Escritor y maestro de Neuquén



Más información sobre la lista de distribución Todos